Editorial

Instituciones por encima de las personas

La situación de Luis Fernando Andrade ha despertado solidaridad, pero debe entenderse que primero están las instituciones que las personas

Editorial

El presidente saliente de la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, Luis Fernando Andrade, debe sentirse orgullo del respaldo brindado por algunos empresarios y varios de sus funcionarios, ante la situación por la que está atravesando, luego de renunciar a su cargo pocas horas antes de que la Fiscalía le imputara cargos y pidiera medida de aseguramiento en su contra, todo en el marco de la investigación por el escándalo de sobornos de la constructora brasileña, Odebrecht.

Andrade ha sido muy eficiente en su gestión al frente de la naciente Agencia y por varios años fue calificado como uno de los mejores funcionarios del Gobierno Nacional. La credibilidad y seriedad que trasmitía a los jugadores de la banca y los constructores, era uno de los valores con que el país contaba en el camino por avanzar en competitividad en las autopistas y aeropuertos bajo el esquema de 4G; por eso sorprendió su vinculación a la trama de sobornos en que se halla su entidad. Cabe aclarar que el funcionario goza de confianza no solo de los empresarios sino del mismo Gobierno, pero las fallas se dieron en su entidad y alguien debe responder por la situación.

Pero una cosa es lo que suceda en el futuro con Andrade y otra muy distinta a lo que pase con la ANI. Lo primero está en manos de la justicia y esperemos que actúe en derecho y pase lo que tenga que pasar de acuerdo con el grado de responsabilidades. Otra muy distinta es la entidad en sí misma y su papel en el desarrollo de la infraestructura que debe seguir adelante a pesar de la crítica situación de Andrade y sus más cercanos. Las llamadas 4G, el desarrollo de los puertos y los aeropuertos más la red de telecomunicaciones tecnológicas necesitan de una Agencia Nacional de Infraestructura a prueba de personas, una entidad que trascienda los errores humanos. No importa quién esté en esa oficina, debe haber un compromiso por hacer las cosas bien, de acuerdo con la ley, pues a nadie le cabe la menor duda de que si el país camina en el mejoramiento de las vías, los acueductos, la navegación fluvial, los trenes, etc., a todas las generaciones futuras les irá mejor. Dicho de otra manera, la ANI no se puede parar por la tragedia de su único presidente que se ha visto envuelto en uno de los episodios más sonados de corrupción de la historia latinoamericana.

Hoy se sabrá si el exfuncionario tendrá que responder legalmente por las diferentes irregularidades en la firma del otrosí suscrito el 14 de marzo de 2014, para la construcción de la vía Ocaña-Gamarra, firmado entre la Agencia y el concesionario de la Ruta del Sol II, que hacía parte de la brasilera Odebrecht. A su sucesor, el dos veces ex viceministro de Transporte y de Hacienda, Dimitri Zaninovich, le tocará asumir este relevo con la misma exigencia tecnocrática que su sucesor, pero con los ojos bien abiertos entre sus colaboradores para no caer en la misma situación.

Ser un funcionario tiene sus riesgos, máxime cuando no se viene de la política tradicional y tampoco se quiere hacer una carrera para convertirse en representante, senador, gobernador o alcalde; esos son los funcionarios más valiosos, esos que no tienen precio electoral; al tiempo que son los más descuidados con las trampas que les ponen los lobbistas, los parlamentarios, los barones electorales y ahora las grandes empresas que buscan, a cualquier precio, quedarse con partes de la contratación estatal.

TEMAS


ANI - Luis Fernando Andrade - Construcción