Editorial

La agudización de la crisis venezolana

<p>El presidente Barack Obama endureció el discurso frente a Venezuela al declararlo una “emergencia nacional”</p>

¿Qué le puede pasar a los empresarios colombianos o brasileños que tengan tratos comerciales con Venezuela, luego de la declaración estadounidense de “emergencia nacional” con el vecino país?

Aún no hay nada claro sobre las consecuencias reales que tendrá sobre la economía venezolana y de sus socios comerciales, tal aseveración diplomática, la misma que el Gobierno estadounidense ha empleado para regímenes totalitarios; un instrumento que le permite al Ejecutivo ir más allá de lo que haya aprobado el Congreso a la hora de dictar sanciones contra un país. Obama endureció la posición de Washington frente al régimen de Maduro en Caracas, al declararlo una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y política exterior.

Las sanciones tienen que ver con la congelación de bienes que altos funcionarios (siete de momento) tengan en territorio estadounidense y la prohibición de realizar transacciones económicas con ellos, al tiempo que se les ha negado la visa de entrada a Estados Unidos. Una medida que es consecuencia de la decisión unilateral venezolana de exigirle visa a los estadounidenses que quieran entrar a su territorio como turistas. Las relaciones entre los dos países se pueden complicar, pues el vecino país no es un ejemplo de buen manejo de relaciones internacionales.

Lo más preocupante para Colombia es el alcance de estas sanciones y si en algún momento se pueden endurecer, perjudicando el comercio binacional que no está en su mejor momento, pero que sostiene un alto porcentaje de las exportaciones colombianas, un monto que ya supera los US$3.000 millones y que cuenta con una tendencia al alza. Se puede llegar a una situación crítica como es la posibilidad de que se sancione a las empresas que tengan relaciones comerciales, lo que le abriría un hueco más grande a la balanza comercial.

No es nada bueno lo que sucede en Venezuela y menos aun la entrada activa del gobierno estadounidense a terciar en los problemas internos y considerarlos “emergencia nacional”; puede ocurrir un frenazo económico de larga duración en Venezuela que golpeará los intereses colombianos. La economía venezolana, especialmente en la zona de frontera, es complementaria con la colombiana y por décadas nuestro país ha sido la verdadera despensa venezolana. Para el bien de los dos países lo mejor es que reine la diplomacia, que el Gobierno de Maduro maneje las cosas con grandeza histórica y prospectiva para que no se agudice la situación.

El papel que pueda hacer el Presidente de Colombia para mediar en la situación es clave, pues la desestabilización de Venezuela no le conviene a nadie en la región.