Editorial

La Alianza del Pacífico está dormida

La iniciativa no avanza a pesar de las buenas intenciones, sino llega al arancel cero, será otro intento perdido

La iniciativa no avanza a pesar de las buenas intenciones, sino llega al arancel cero, será otro intento perdido

La Alianza del Pacífico conformada por países como Colombia, Perú y Chile arrancó con una fuerza e interés inusitados, que el mismo México pidió pista para hacer parte de esa incipiente organización de naciones con costas en el océano que baña las economías más dinámicas del mundo, casi todas ubicadas en el sudoeste asiático. Pero han pasado muchos meses y la dinámica se ha visto interrumpida por elecciones regionales, crisis monetarias, recesiones a la vista, y agendas locales, que no han dejado que el tema avance al ritmo que la economía global lo requieren.

Se sabe que países como Canadá, Uruguay, Nueva Zelanda, Costa Rica, Panamá y España, han golpeado a la puerta de los cancilleres de Chile y de Colombia para solicitar su participación como países observadores de momento, con el ánimo de fortalecer la unión de las cuatro naciones de mayor crecimiento en la región y las segundas en todo el mundo en alzas del PIB. Y lo que es más atractivo, es la subregión más homogénea en sus políticas económicas, a pesar de los cambios de gobiernos, tal como ha sucedido recientemente en México y Perú.

Pero como siempre ha sucedido, nos dormimos en los laureles y la llamada Alianza del Pacífico está frenada sin llegar a un acuerdo básico sobre un nulo arancel común y una libertad arancelaria para terceros países. Es más, no se ha podido consolidar el libre flujo de personas entre México y Colombia que se había previsto para el próximo noviembre. Aún no se han homologado los sistemas de seguridad de emigración de personas que le permita a los ciudadanos de los dos países viajar sin impedimentos de visado. Tampoco se ha podido que las oficinas comerciales compartidas se pongan en marcha, tal como se había anunciado. Se sabe que Colombia quiere abrir una oficina diplomática en Ghana, en África, compartida con Chile, y que nosotros haríamos lo propio en las sedes diplomáticas de Chile en Marruecos y Argelia. Pero eso también está sobre la ‘gran carpeta de anuncios’ de este Gobierno.

Si bien la idea de la Alianza del Pacífico no es colombiana, pues nació de una reunión citada por el entonces presidente peruano, Alan García, sí es una iniciativa comercial que nos beneficia en grandes proporciones, dado que de los países que la conforman somos el menos desarrollado en la costa pacífica, y la nación que menos comercio tiene con la cuenca asiática. El cierto que las autoridades comerciales colombianas han hecho una muy buena labor durante estos dos años largos de administración Santos, pero en esta tarea se han quedado cortos. Ya es hora de que el Ministerio de Comercio Exterior y la misma Cancillería se vuelvan a animar con la Alianza y la ponga a andar antes del que termine el año. Que no se pase el aroma.