Editorial

La cadena de responsables por eventual racionamiento

<p>La Procuraduría debería hacer menos política e investigar a los responsables de este eventual apagón que repite el pasado.</p>

Lo mínimo que da es tristeza, pero que estemos nuevamente ad portas de un racionamiento, es una de esas situaciones que nos hacen pensar que el país político necesita un revolcón más que estructural. La cadena de responsables del eventual apagón energético es larga y los actores se repiten en los mismos cargos, unas veces desde el Ejecutivo, otras en el Legislativo y muchas en la dirigencia gremial. Vuelven a nuestros recuerdos aquellos días, casi rupestres, del país sin luz que se preparaba para unas elecciones presidenciales. Aprendimos palabras como barcazas, termoeléctricas, embalses, empresas generadoras, empresas comercializadoras y una zaga de personajes que descollaron como expertos en el tema energético.

En ese momento -entre el 2 de mayo de 1992 y el 7 de febrero de 1993- la ‘hora Gaviria’ se hizo célebre en medio de un país casi inviable azotado por la guerrilla y lo más duro del narcoterrorismo. Pero esa crisis trajo cosas muy buenas como un sistema interconectado que le garantizaría al país el suministro de energía con base en hidráulicas y termogeneradoras movidas por carbón, gas o diesel. Incluso, fue un modelo copiado por países en los mismos problemas. Las ironías de Colombia es que un cuarto de siglo después, nos vemos abocados a un nuevo racionamiento y a un Gobierno Nacional que sin mayores rubores nos pide que ahorremos como única solución para no apagarse. El golpe para la renaciente industria es enorme y para las inversiones en hoteles y comercio, no es menos despreciable.

El problema no es otro que olvidamos con facilidad la historia y no la repasamos para no volver a repetir los mismos errores. Las autoridades energéticas han sido inferiores al reto de hacer de Colombia un país autosuficiente y sin problemas para las empresas. Es todo un contrasentido que estemos empeñados en entrar al ‘club de las buenas prácticas’ de la OCDE, y ni siquiera hayamos podido garantizarle a los colombianos seguridad energética en una zona geográfica en donde abundan ríos, minas de carbón y grandes reservas de gas.

El gran problema y la asignatura pendiente no es otra que el manejo de los recursos escasos como el agua. No hay una ambiciosa y responsable política pública de aguas: por el lado local la manejan las polémicas Corporaciones Autónomas Regionales y por el nacional el Ministerio de Vivienda. El convidado de piedra es el Ministerio de Ambiente que ha pasado de agache en todo este nuevo escándalo. Da tristeza ver al Primer Mandatario trabajar bajo la penumbra y a los ministros hablar de velas y plantas eléctricas. Y más da grima ver la propuesta de ahorro de energía expuesta por el Gobierno Nacional, que hacen falta meses para poderla entender y ponerla en práctica. Ojalá llegue al Ministerio de Minas un verdadero líder apaga apagones.