Editorial

La clave es que la economía siga creciendo

<p>Soplan vientos de desesperanza en lo político e incertidumbre en lo económico, la clave está en no frenar los negocios</p>

Colombia es un ejemplo raro entre las economías emergentes del mundo: siempre ha tenido crecimientos económicos positivos a pesar de las adversidades regionales, las crisis financieras internacionales, y lo que es peor, del conflicto interno que nos desangra desde hace casi seis décadas. Pero crecemos a golpe de porcentajes débiles que no alcanzan a consolidar el desempleo formal por debajo de dos dígitos y no hemos logrado que las exportaciones no tradicionales crezcan y que la venta de productos primarios no sigan siendo el pilar fundamental de la economía. El imperativo en estos momentos de desazón por lo político e incertidumbre por lo económico es redoblar esfuerzos para no entrar en una espiral de pesimismo que contagie la dinámica nacional.

Todos los organismos multilaterales han revisado a la baja los pronósticos de crecimiento en casi un punto desde enero pasado, pero la cifra final sigue siendo alta si se compara con los países de la región y con la lenta recuperación de Europa, por ejemplo. Lo más importante, y en donde se deben focalizar las autoridades económicas, es redoblar los esfuerzos en la contratación estatal, en la promoción efectiva de las exportaciones, en mantener un buen nivel de consumo interno e incentivar la llegada de inversiones extranjeras. Solo si se alinean estos cuatro pilares la economía no dejaremos de crecer sostenidamente, tal como lo ha hecho en las últimas décadas. Es vital para la generación de nuevos empleos formales que el crecimiento económico no sea raquítico y supere 6% o 7%, un porcentaje impensable en este tiempo, pero factible si se alinean todos los esfuerzos nacionales en la paz.

No hay otra clave o secreto para crecer a ritmos superiores a 6% que el Gobierno logre superar los obstáculos y consolide un acuerdo de paz con las Farc, tal como lo viene intentando desde La Habana hace casi tres años, para que no hayan más distractores de orden público y así se pueda trabajar en superar la pobreza y alcanzar la esquiva equidad social, que no son otra cosa que oportunidades para todos. Lo históricamente normal en esta coyuntura del comienzo del segundo trimestre, es que los diálogos se rompan, las elecciones regionales se contaminen y el país vuelva y involucione en la guerra fratricida en la que ha vivido, y así, los barones del conflicto vuelvan a ver sus arcas llenas, tal como ha sucedido siempre.

Los empresarios siempre han crecido en medio de la adversidad política y una agenda marcada por la violencia, y seguramente el crecimiento económico para este año supere 3,5%, pero que bueno fuera una ruptura histórica, lograr un acuerdo de paz con las Farc y exigirle al Estado enfocarse alcanzar el bienestar social y el desarrollo.