Editorial

La crónica de una renuncia anunciada

La salida por la puerta trasera del embajador en Washington es un escándalo que no termina con una obligada renuncia

La salida por la puerta trasera del embajador en Washington es un escándalo que no termina con una obligada renuncia
El embajador de Colombia en Washington, Carlos Urrutia, deja en su carta de renuncia una sentencia que es ciertamente el polémico abrebocas de un gran debate nacional que será protagonista de primera línea durante la contienda presidencial que se avecina. Dice el hoy ex embajador que “en el país se avecina un debate eminentemente político entre sectores que aún viven en un modelo de desarrollo ‘arcaico’ que impondrá restricciones al desarrollo agropecuario y los que buscan generar la seguridad jurídica que permitirá el desarrollo de estas remotas regiones”.
Una tesis muy polémica con la que Urrutia justifica el motivo de su salida y en la que confía como argumento jurídico, y que fue la misma que su antigua empresa empleó para el proceso de la compra de tierras en Vichada. El abogado rechaza la “apropiación de baldíos” y dice “no tener conflictos de intereses”. Pero lo cierto es que la cabeza del embajador caído ya se enarbola por parte de la oposición que encabeza el senador, Jorge Robledo, quien plantea: “la renuncia es un triunfo del debate democrático y de la oposición del Polo Democrático”.
Con su salida por la puerta de atrás, Urrutia remata la crónica de una renuncia anunciada, pero allí no termina la polémica desatada por Brigard & Urrutia para que Riopaila comprara unos terrenos baldío en Vichada. El debate crecerá y serán muchas las preguntas que se tendrán que responder en esta trama jurídica, política y económica. Los protagonistas ya están en la escena: un senador de la oposición; un embajador tumbado y un Presidente en plena reelección. El desenlace aún está por escribirse y para el bien del país económico ojalá todas las respuestas se den con claridad.
Es una lástima que todos los nuevos temas de la agenda nacional -en pleno desarrollo de un acuerdo de paz- entren forzados al debate. La discusión sobre la propiedad de las tierras; de lo que debe ser una Unidad Agrícola Familiar; de la vocación de los departamentos; la ruralidad; el campesinado; las grandes explotaciones agropecuarias; la frontera agrícola; las zonas de reserva campesina; las áreas aptas para la papa, el ganado, la palma o la caña; todos esos grandes temas del sector agrario se judicialicen y no se les pueda dar un tratamiento estratégico, en donde el Departamento Nacional de Planeación tenga mucho que aportar.
Creemos que la pelota está en manos del Ministerio de Agricultura, del DNP, de las universidades y de todos los centros de investigación económica que deben aportar sus trabajos académicos para un debate serio sobre lo que debe ser el campo colombiano. Si la explotación agraria la judicializamos nunca llegaremos a plantear para el bien del país tesis fundamentales como la seguridad alimentaria.