Editorial

La decisión de la OMC no consulta la realidad

<p>El Ministerio de Comercio Exterior no debe frenar su lucha contra el contrabando y el lavado proveniente de Panamá a través de importaciones</p>

La decisión en última instancia de la Organización Mundial de Comercio (OMC) de limitar el establecimiento por parte de Colombia de aranceles a la entrada de productos provenientes de Panamá, en los que hay evidencia de maniobras para lavar dinero, es un asunto en el que las autoridades nacionales no deben bajar la guardia y por el contrario continuar la ofensiva legal para demostrar que el argumento colombiano se sustenta en pruebas contundentes.

El asunto ha sido objeto de denuncias hace bastante tiempo por el gobierno y empresarios colombiEanos y en particular hay renglones más expuestos que otros al fenómeno del contrabando técnico y a las prácticas ilegales de comercio de mercancías provenientes de terceros países y cuyo origen de producción no está en el país vecino. El calzado y las confecciones encabezan la lista que son introducidos a Colombia a precios irrisorios por debajo de los costos de producción, lo cual es evidencia contundente, no solo de prácticas desleales de comercio que prohibe la misma OMC, sino que permiten la utilización de dinero procedente de actividades ilícitas. 

Colombia ha sido respetuosa de los fallos de la OMC y en esta oportunidad deberá mantener esa conducta, lo cual no significa que abandone sus pretensiones fundamentadas en criterios técnicos y que debe buscar los instrumentos internos para evitar la entrada de productos en las condiciones enunciadas. La operación aduanera y la acción de los organismos de seguridad del Estado debe adoptar esa tarea prioritaria.

Hace unas semanas, el gobierno panameño dio ejemplo de manejo para reprimir la ilegalidad cerrando la frontera terrestre con nuestro país y el gobierno colombiano aceptó la medida sin cuestionamiento alguno y por el contrario, aplaudió la decisión. Lo mínimo a esperar es una actitud similar de las autoridades panameñas en apoyo a acciones de este lado para combatir esas prácticas fraudulentas de comercio. De lo contrario, no cabe duda que la decisión de la OMC producirá un impacto negativo sobre la industria nacional que gracias a la sobretasa había logrado tener una protección justa para garantizar el mercado.

Buena parte de los productos que entran por Panamá proceden de China, economía que no se puede desconocer en su papel protagónico creciente en el mundo. En ese sentido, la respuesta nacional no es en contra de ese país ni contra Panamá. Es una salvaguardia contra acciones que no se enmarcan en la ortodoxia que debe guiar las relaciones comerciales. Hasta hace unos años, China era sinónimo de mala calidad y contrabando. En la actualidad, es la segunda potencia económica mundial que será la primera en 2030. Es también líder absoluto en exportaciones e industria manufacturera. Colombia no debe parar los esfuerzos para combatir el lavado de activos asociado al comercio exterior.