Editorial

La doble tarjeta amarilla a la economía

<p>Hay entidades en el mundo que tienen el trabajo de evaluar a gobiernos, bancos, grandes empresas y darles una calificación acerca de su manejo financiero.</p>

Hay unas entidades en el mundo que tienen el trabajo de evaluar a gobiernos, bancos, grandes empresas y darles una calificación acerca de su manejo financiero y, en particular, sobre su capacidad para servir la deuda y adquirir una nueva.

Esa evaluación de las llamadas agencias calificadoras de riesgo, incluye alertar sobre el futuro para que quienes tienen negocios con esos agentes tomen las precauciones del caso y decidan con la suficiente información. La gama de calificaciones tiene distintos niveles que van desde excelente hasta una negativa total. Sin caer en el simplismo, en términos sencillos el proceso se asimila a la academia: cuando a alguien le bajan la calificación o una nota es porque no está haciendo las cosas bien, por más que proteste, pida revisión o argumente que es injusto. No quiere decir que lo esté haciendo todo mal, pero sí es un campanazo para que mejore su trabajo. Y en este caso, hubo “doble amarilla” casi en forma simultánea.

En el caso de la deuda soberana, que se refiere a la perspectiva de largo plazo del país para emitir bonos en moneda extranjera, la argumentación de la agencia hace una evaluación sobre el deterioro que viene teniendo la economía colombiana y en particular llama la atención en el déficit de la cuenta corriente del sector externo que alcanzó en 2015 a 6,4% del PIB, lo cual hace al país vulnerable en materia de endeudamiento frente a fenómenos externos que impacten la confianza de los inversionistas. Ese faltante es muy superior al registrado por países en similares condiciones, pues su promedio no supera 2%.

Adicionalmente, es uno de los más alto en el mundo. En materia de la situación fiscal, nuevamente se le pone la estrella negra al caso nacional, pues el faltante fiscal ronda 4%, que de nuevo es muy alto frente al promedio internacional. Tomando ese dato y complementándolo con la acelerada devaluación resulta una deuda externa del país que pasa de 46% frente al PIB, cifra sin antecedentes en la historia reciente nacional. Podría haber sido peor la calificación, pero en el análisis de las perspectivas se evidencia una mejoría si se enfrentan los problemas de corto plazo de la economía colombiana.

En el caso de la banca, que sin duda tiene fuerte impacto sobre el sector privado, la calificación negativa de la otra agencia se explica por varias razones que sustentan la preocupación de la baja respuesta del sector a los problemas de empresas afectadas por los bajos precios del petróleo y de compañías y consumidores a quienes la tasa de interés ha afectado su capacidad de pago. Un mensaje directo a la política que en este sentido ha seguido el Emisor para controlar la inflación.