Editorial

La economía no debe pagar los platos rotos

Es lamentable que las diferencias entre el presidente y la oposición del ex presidente sigan perjudicando al país.

Chile es la nación ejemplo de América Latina en desarrollo económico y en su configuración como un Estado enfocado en el bienestar social de sus habitantes. Gran parte de sus logros se deben a que desde hace un poco menos de tres décadas lograron un consenso social, político y económico, que busca el crecimiento  por encima de las diferencias políticas partidistas. Sea quien sea el Presidente de la República que ocupe la Casa de la Moneda en Santiago, tiene como objetivo principal durante su mandato mejorar los avances de su antecesor y dejar el listón muy en alto para que quienes ocupen ese cargo en el futuro sigan la misma línea.

En Colombia no sucede eso, incluso dirigentes del mismo partido se enfrascan en peleas mezquinas personales que perjudican al país, económico y social. Quién entiende que Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe, siendo de un mismo partido, no solucionen sus diferencias sin perjudicar más a todos los colombianos. Esa es la mejor muestra de que los partidos políticos en Colombia son microempresas personales sin ningún tipo de ideario que se unen en tiempos de electorales para buscar el beneficio personal y no el general. ¿Qué está haciendo el llamado Partido del U para evitar que una pelea entre sus dos presidentes siga dañando la economía y el clima de seguridad?

Es increíble la última propuesta del vicepresidente, Angelino Garzón, de que una asamblea constituyente sería un espacio de diálogo entre el Presidente y el ex Presidente. Cómo es posible que un personaje de la vida pública de ese nivel, diga semejante cosa o haga una afirmación de tan hondo calado, que a todas luces sigue desestabilizando al país. Colombia logró hace menos de un año que las firmas calificadoras de riesgo más importantes del mercado internacional nos otorgaran el grado de inversión por nuestra estabilidad política y las cifras macroeconómicas que se vienen presentando desde hace más de un lustro, pero es un hecho que estos ‘oportunismos políticos’ como una asamblea constituyente y las peleas mezquinas de un ex Presidente en retiro, con su sucesor en ejercicio nos sacan del camino del país que queremos.

Uribe, Garzón y Santos no pueden hacer que la economía y el bienestar paguen los platos que sus disputas políticas personalistas rompan. A cada uno de ellos la democracia y la historia les dieron unos papeles cruciales que no están ejecutando con dignidad y de cara al país del futuro. Chile nos puede enseñar muchas cosas sobre el rol que deben desempeñar los ex presidentes en la democracia, sobre todo, que primero está el futuro de la gente que su aferramiento al poder y a los cargos públicos como forma de vida.