Editorial

La economía requiere más prudencia

A los factores externos se deben sumar los reclamos laborales, dos elementos claves para hacer pronósticos

A pocos días de conocerse la tasa de crecimiento para el segundo trimestre y a menos de cuatro meses de cerrar 2013, la economía está atravesando por un momento complicado y quién no lo acepte es que no conoce la realidad o la quiere ocultar. A la situación de los indicadores que miden la actividad productiva, expresada en una pobre dinámica de sectores como industria y agro, la parálisis de la actividad minera, la reducción de la inversión extranjera, entre otros, hay que agregarle los conflictos laborales que impactaron actividades como la producción de carbón y el transporte aéreo.
Pero el asunto va más allá de las cifras que se pueden expresar concretamente. Desde hace unos meses, se nota un ambiente de pesimismo, que se hizo más evidente ahora con el paro agrario y que llevó al Gobierno a hacer un reajuste de su gabinete en los sectores económicos más convulsionados, agro y minas, y en las carteras que manejan los asuntos políticos y la justicia. Una baja credibilidad y una alta dosis de desconfianza parece estar afectando al país y su economía en una forma  que debe preocupar a todos. Por ejemplo, la tasa de cambio está rondando $2.000 y aunque hay que reconocer que una parte significativa de la depreciación de nuestra moneda responde a las medidas de la Reserva Federal, otra porción es consecuencia de ese clima deteriorado que hace que el dólar sea un refugio natural. Poco o nada es consecuencia de un manejo dirigido de la política económica.
El arranque del Pacto Nacional Agrario, que acaba de lanzar el Ejecutivo, también estuvo marcado por el sino de la desconfianza. Buena parte de los campesinos, promotores de la protesta no se hicieron presentes, con lo cual se le restó representatividad a las agremiaciones que han tenido una baja relevancia y apoyo de las bases campesinas. En ese orden, el trabajo que tiene el Gobierno por delante es grande para convencer a los pequeños agricultores.
Los distintos agentes económicos deben entender que en economía no hay almuerzo gratis ni fórmulas mágicas para solucionar los problemas, porque se sabe que cualquier acción para enfrentar un asunto específico tiene su impacto en el presupuesto  como es el caso de una eventual reducción del precio de la gasolina.
Hay que pedir prudencia y responsabilidad en el manejo de estos asuntos y no se debe usar la coyuntura para usufructuarla políticamente. Sería una visión muy mediática y sin sentido de Patria, pues los costos se pagarían luego. Y esto es válido tanto para el Ejecutivo y su equipo como para los partidos políticos, en particular para quienes hacen parte de la coalición de gobierno. La economía de estos días requiere mucha prudencia y responsabilidad.