Editorial

La economía sorprende entre los nubarrones

El Producto Interno Bruto creció 12,6% entre abril, mayo y junio, al tiempo que alcanzó 10,6% para el primer semestre del año, cifras que deben refrendarse en lo que resta del año

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Diario La República · La economía sorprende entre los nubarrones

Es curioso que mientras el país político debatía sobre quién sería el próximo Presidente de Colombia, en medio de una frenética campaña electoral marcada por la pugnacidad, el devenir económico seguía su curso imparable como si viviera en otro país. Eso dictan los datos del crecimiento del Producto Interno Bruto del segundo trimestre del año que abarca los meses de abril, mayo y junio, justo cuando el fragor electoral sembraba tempestades.

El primer trimestre había registrado 8% empujado por el rebote económico acumulado del año pasado de 10,6%, los expertos esperaban poco más dos dígitos basados en el peso de la incertidumbre sobre quién llevaría las riendas del país económico al final del año, pero la sorpresa es grande para casi todos, menos de quienes acertaron basados en los precios de las materias primas y la dinámica que tiene la economía colombiana, que es la de mejor comportamiento en el vecindario.

Nuevamente, el comercio y las manufacturas sacaron la cabeza y llevaron al PIB a crecer más de lo esperado. La minería, que es el sector que siempre encabeza en aporte al PIB, esta vez no estuvo entre los más importantes. Con esas cifras y ese buen comportamiento, la economía colombiana saca la cara por varios países emergentes similares, manteniendo la racha de crecimientos de su PIB sobre los dos dígitos, un ritmo difícil de mantener en medio de las externalidades económicas en Estados Unidos, que se encuentra en recesión, y en medio de un mundo con alta inflación.

Es un hecho que si la economía sigue en terreno positivo en ese mismo nivel de los últimos meses, el desempleo volverá muy rápido a un dígito y esos 2,5 millones de colombianos sin trabajo seguramente van a disminuir notablemente, si y solo si, la dinámica se mantiene, pero para ello debe haber más que dinámica mucha claridad en lo que tiene que ver con la seguridad jurídica, las reglas de juego claras y la etérea seguridad tributaria que espanta las empresas y sus nuevas inversiones.

Un crecimiento sostenido por encima de dos dígitos es una garantía de pago de impuestos y de evaporación del problema del pago de la deuda, pues la dinámica parece tener velocidad de crucero en un momento en el que todo parecen nubarrones. Es menester el nuevo Ejecutivo mantener esa dinámica y no meterle palos en la rueda a un crecimiento basado en la exportación de materias primas y al comercio.

Por ahora es innecesario arreglar cosas que no se han dañado como son las exportaciones de productos primarios como el petróleo, que sigue siendo el ingreso más importante para las arcas nacionales y una llave inagotable de divisas. El otro puntal del crecimiento es el comercio, actividad que es mucho más sensible a la inflación y a los impuestos.

Las recién posesionadas autoridades económicas no deben ser ciegas al comportamiento de los sectores que más han crecido durante el último año y concentrarse en construir sobre lo que funciona, es bueno, seguro y más estable, alejándose de tentaciones de ser pioneros o disruptivos en tendencias globales en las que poco aportamos, al ser una economía pequeña y subdesarrollada, como es el calentamiento global. Si nos aferramos a cambiar rápidamente la matriz energética, podemos estar condenando al país a más desempleo y bajo crecimiento.

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