Editorial

La Fed cambia de cara, pero su rumbo continúa

<p>De Greenspan a Yellen, pasando por Bernanke, las cosas han cambiado y cambiarán para la economía global.</p>

El presidente de la Reserva Federal, la principal autoridad monetaria del mundo, Ben Bernanke, entregó el cargo a Janet Yellen, su mano derecha en la entidad; y en todos los centros financieros y académicos del mundo el tema de conversación es la evaluación del trabajo de este profesor de la Universidad de Princeton que recibió el cargo en febrero de 2006 -dejado por Alan Greenspan- poco más de dos años del estallido de la crisis que llevó a la economía a la recesión.

La primera apreciación de los entendidos sobre su gestión es un reconocimiento: elegirlo para manejar la Fed fue la mejor decisión tomada por George Bush, pues aunque no evitó la crisis, si impidió que la economía se fuera al abismo y en esos términos, ese será su legado para la historia en el entendido que aunque el gran reto de un banco central es corregir en forma anticipada las causas de una crisis a través de la política monetaria, no es menos relevante hacer que los costos sean los menos onerosos y que dure el menor tiempo posible. Y esto fue lo que logró Bernanke.

Es claro que la Reserva no vio venir la crisis, como él mismo lo reconoció, cuando en marzo de 2007, 17 meses antes del estallido, declaró ante el Congreso que el efecto de la llamada burbuja hipotecaria sobre la economía estaba controlado, cuando la realidad es que ocurrió todo lo contrario. Es mucho lo que se dicho y escrito acerca de lo que se pudo haber hecho para anticipar y así evitar la crisis, pero también se debe reconocer que la situación resulta muy distinta a los problemas del pasado por la instrumentación financiera y las instituciones involucradas, así como la estructura y capacidad de la Reserva para controlar a bancos y firmas financieras.

Pero Bernanke actuó. Para enderezar el rumbo intervino la tasa de interés, colocándola en el nivel 0% y en ese punto las ha mantenido durante cinco años e inyectó liquidez sin límite alguno en la cantidad y en el tiempo, incluso para apoyar a bancos centrales de todo el mundo que lo requirieran. Sin duda alguna que hoy la Reserva ha recuperado la credibilidad y está preparada para enfrentar una situación como la de hace un lustro, confianza que se logró gracias a comunicaciones donde se aceptara que la política de la Fed defendía intereses generales.

Todo el mundo sabe que la política monetaria de Estados Unidos va hacia una menor inyección de liquidez y un aumento en las tasas de interés de los bonos, lo cual tendrá un costo político que deberá afrontar la sucesora de Bernanke y que será objeto de debate por el Congreso, que es el ‘jefe’ de la llamada Fed, presión a la que siempre mantuvo a raya el saliente funcionario, pero que no se sabe cómo actuará ahora Yellen. De ahí dependerá mucho que se mantenga la transparencia e independencia de la principal autoridad. Y en ese sentido, hay una gran expectativa.