Editorial

La felicidad va más allá del PIB

Un debate interesante por estos días en que las cifras se muestran como objetivos de la realización de las personas

“La gente feliz vive más tiempo, es más productiva, gana más y son mejores ciudadanos”, es una de las conclusiones del Informe Mundial sobre la Felicidad, publicado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible y que será presentado en los próximos días en la asamblea de Naciones Unidas. La credibilidad de la investigación la avalan calificadas autoridades como Jeffrey Sachs del Instituto la Tierra de la Universidad de Columbia y asesor de la ONU y por profesores de London School of Economic. La escala se ha realizado con seis variables -que incluyen el PIB por cápita real, la esperanza de vida sana, tener alguien con quién contar, la libertad percibida a la hora de tomar decisiones en la vida, la libertad de corrupción y la generosidad- y se han estudiado un total de 150 países.
Los resultados no parecen sorprender. En los países del norte de Europa vive la población más feliz, con Dinamarca a la cabeza, seguida por Noruega, Suiza, Países Bajos y Suecia. Cierran la lista Togo -en el último lugar -, Benín, Burundi y Ruanda. Colombia aparece en el puesto 36, similar a España que ocupa el 38. Siendo la felicidad un concepto subjetivo, ¿se puede cuantificar o establecer un ranking por países dado que el concepto es distinto entre una zona y otra? La discusión no es nueva y da para interpretaciones como la promovida por Bután sobre la Felicidad Bruta Nacional o Felicidad Bruta Interna que busca medirla en términos más holísticos que el producto físico.
Para el caso nuestro, varias encuestas en el pasado han colocado a los colombianos como los más felices y la verdad es que antes que credibilidad se ha generado un sentimiento de satisfacción e incluso de incredulidad, alegando los problemas que enfrenta nuestra sociedad frente a otras regiones del mundo. Por eso, los resultados de ahora, lleva a  todo tipo de especulaciones y análisis, más basados en el sentido común que sobre otra cosa.
Lo que sí no puede dejar duda es que hay una relación directa, así no sea estrecha entre desempeño de la economía y felicidad de las personas. En otras palabras, se puede pensar que si un país mejora en su condición económica, sus habitantes tienen una mejor oportunidad de progresar y eso los puede hacer más felices, en tanto que si hay recesión, la gente sufre las consecuencias de la crisis que afecta no solo su realidad concreta, sino también sus emociones y expectativas. Por eso es explicable el por qué los ciudadanos de algunos países desarrollados sienten que su felicidad ha disminuido, en tanto que en Latinoamérica mejora la concepción de bienestar, lo cual no quiere decir tampoco que esta parte del mundo haya superado en riqueza y bienestar general a las potencias. 
Por ahora, la recomendación sería celebrar felizmente este fin de semana de Amor y Amistad, así en Fiji el 90% de habitantes asegure que son felices.