Editorial

La incertidumbre debe irse paso a paso

Así las cifras de desempleo sean mayores a las del año pasado, al menos si se comparan los abriles, la economía va por un camino mucho mejor que antes

Editorial

La economía es una ciencia social que enseña el manejo de los recursos, a cómo crear o multiplicar la riqueza a través de la producción, la distribución y el consumo de bienes y servicios; todo encaminado o con el objetivo superior de satisfacer las necesidades básicas de las personas y las sociedades. Pero estas enseñanzas de la “ciencia madre” chocan por las interpretaciones de las diversas formas de ver la economía y por la dictadura de los econometristas que cada vez más ganan terreno con la tendencia de expresar con ecuaciones cualquier problema humano. Por esta causa las situaciones económicas tienen diferentes interpretaciones, pues siempre se podrá ver el vaso medio lleno o medio vacío de acuerdo con los resultados de las variables que se manejan. Esa discusión semántica, explicada por ecuaciones, ha llevado a que la economía sea cada vez más bipolar, ese trastorno que conlleva a la psicosis o la depresión causada por fluctuaciones en el comportamiento, el humor y la capacidad de realizar tareas o desempeñar funciones. Pasa con las personas y pasa con los sociedades.

Nadie puede negar que las cifras de la economía colombiana -pasado el primer trimestre del año- son notablemente mejores a las del año pasado y que por donde se mire, quien suceda a Juan Manuel Santos va a recibir unos números aceptables para empezar a construir un buen cuatrenio 2018-2002. Los precios del petróleo están ayudando; las tasas de intereses están bajando; la inflación está bajo control; el crecimiento del PIB va repuntando; el consumo empieza a reactivarse, solo está bajo el promedio de mejoría la cifra de desempleo de abril que muestra como pasó de 8,9% en 2017 a 9,5% este año.

El dato, malo por cierto, es producto del rezago que venía del comienzo del año y por la incertidumbre que reinaba en el país generada por el transe político reciente, que poco a poco se empieza a disipar. La llamada Ley de Garantías que frena el grueso de la contratación pública también le ha pasado la cuenta de cobro al desempleo, pues para nadie es un secreto que el gran empleador en las regiones es el Estado a través de las alcaldías y las gobernaciones.
La tasa global de participación laboral fue de 64,6% y la tasa de ocupación de 58,5%. La población ocupada presentó el nivel más alto para este mes desde que hay cifras comparables, comienzos de 2001. De este modo, se completan cuatro periodos consecutivos por encima de 22 millones de personas ocupadas; es decir que, dentro de lo malo que pueda ser la cifra al alza del desempleo, hay una buena noticia y es que el número de personas ocupadas se estabiliza en esos 22 millones de colombianos.

La incertidumbre política y económica del país se empieza a desvanecer y se difumina en el ambiente de medio año. Los resultados electorales del último fin de semana generan mayor tranquilidad, pues la candidatura afín a los empresarios, a las firmas calificadoras de riesgo, a los inversionistas y a la tranquilidad de la banca multilateral, le sacó casi tres millones de votos a la segunda opción aún en carrera por la Casa de Nariño, cifras que evidencian una mayor tranquilidad, pero sobre todo, marca la tendencia o acentúa que todo empieza a mejorar con la llegada del segundo semestre del año y el inminente comienzo de un nuevo huésped en el gobierno colombiano.

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