Editorial

La información agropecuaria es fundamental

<p>Ojalá el cambio de Gobierno no deje atrás la Misión Agropecuaria y el Censo Agrario, dos herramientas clave.</p>

Resulta necio desconocer la importancia del agro, así su participación en el PIB se haya reducido a niveles de 6%, por debajo de actividades como el petróleo y la minería, que pasan de 8%. Y es que esa superlativa condición del campo trasciende los guarismos sobre los que se formulan los planes y programas por parte de los tecnócratas del centro, quienes no consideran otras variables cuyo impacto se debe tener en cuenta, así no sean medibles en el corto plazo. Tienen que ver con asuntos como la ocupación territorial, el desarrollo regional, la oferta de alimentos, el empleo y la inflación y con la misma estructura productiva que abastece a otras actividades como la industria.

Sin embargo, buena parte de esos indicadores no son medidos en las evaluaciones macro, por carencia de información, en el entendido que el último censo agropecuario se realizó hace más de 40 años, hecho que parece un chiste de mal gusto. En ese orden, al no tener información resulta muy difícil  diseñar una política sectorial creíble, coherente y ajustada a la realidad actual. La decisión del Gobierno de realizar el censo es muy importante y con seguridad los resultados no solo permitirán conocer la realidad que sorprenderá a muchos, y tendrá un gran valor para diseñar la hoja de ruta hacia el futuro.

Tener información introduce elementos para la toma de decisiones que hoy se basan en la especulación estadística o son el producto de la presión de determinados actores que tienen un enfoque particular y no en función de los intereses colectivos. Un segundo aspecto sobre el cual se ha generado una gran expectativa tiene que ver con los resultados de la Misión, encargada al experto José Antonio Ocampo, que deberá formular recomendaciones para el diseño de políticas de corto, mediano y largo plazo para el sector. La escogencia del economista más importante de Colombia fue acertada dada no solo su calidad profesional y experiencia sino porque él es una de las personas que más ha estudiado la realidad del agro. Una vez se tengan resultados de esos dos propósitos, el censo y el estudio de la Misión, deberá entrarse en una etapa de socialización de sus alcances para debatirlos y luego iniciar un proceso de diseño de políticas incluyendo reformas que deben ir al Congreso.

Lo que sí no puede ocurrir es que ese esfuerzo se vaya a quedar para los anaqueles, como ha ocurrido en otras oportunidades, en particular cuando se convoca estudios sectoriales, siendo corriente que un gobierno desprecia los resultados porque no son de su cosecha. En esta oportunidad, sería una ocasión propicia para que del Departamento Nacional de Planeación recuperara buena parte de su capacidad para formular estrategias de desarrollo de mediano y largo aliento, fundamentales para la economía del país, de la cual el sector agropecuario es uno de sus soportes.