La Junta de Ecopetrol y su responsabilidad
martes, 25 de octubre de 2022
El impacto de las decisiones que tome la junta, el Presidente y la Alta Gerencia de Ecopetrol es enorme sobre la economía colombiana, debe ser una compañía institucional, pero eficiente
Editorial
Desde hoy hay una nueva junta directiva de Ecopetrol, la empresa más importante de Colombia, con ingresos anuales de unos $93 billones y ranqueada dentro de las 300 compañías más grandes del mundo. Para cada gobierno de turno, desde hace más de medio siglo, es una irremplazable gallina de los huevos de oro, no solo porque el Estado a través de distintas entidades estatales conserva 88,50% o unas 36.384.788.417 de acciones de sus acciones propietarias y deriva de su actividad extractiva unos $15 billones en dividendos, sino porque paga otro tanto en impuestos vía regalías, sobretasas y todas las contribuciones inherentes a la actividad empresarial formal. Lo otro y no menos importante, es que concentra el listado de empresas proveedoras más grande del país, su derrame de inversiones sobre las economías de Bogotá y los departamentos productores de gas y petróleo es gigante, más allá de los 5.000 empleados que tiene directamente, sin contar con los indirectos para una masa de generación de empleo de unas 30.000 personas. Y algo fundamental que ha pasado desapercibido en estos momentos:; desde el año pasado controla a ISA, otro pez gordo del sector empresarial colombiano en el sector de la infraestructura, ranqueada dentro de las cinco compañías más grandes e importantes del país y con actividad en Latinoamérica. Sobre los hombros de Gonzalo Hernández -actual viceministro técnico de Hacienda-, Mónica de Greiff, Mauricio Cabrera, Saúl Kattan, Sandra Ospina, quien fue la nominada por los departamentos productores, recaerá el futuro de la empresa por los próximos cuatro años, y por qué no, si aplican el reciente cambio de estatutos, para la próxima década. A esos nuevos miembros se suman otros más veteranos que vienen de tiempo atrás, como el exbanquero Santiago Perdomo, el rector Esteban Piedrahíta y el exministro Gustavo Cano, quienes pueden considerarse independientes en el actual esquema de gobierno corporativo de la estatal petrolera. No se pueden improvisar decisiones con el futuro de la gran empresa; si bien el presidente Gustavo Petro, desde la reciente campaña a la Presidencia de la República, ha sido fiel a su discurso de deprimir la actividad extractiva en todo el país, empezando por lo que hace Ecopetrol, no puede desconocer que el palo no está para hacer cucharas, como reza el adagio popular y que hoy más que nunca, el país económico depende de los buenos precios del petróleo y de la demanda de crudo y gas por el contexto global. La nueva plana conformada por esos nueve expertos empresariales, será la encargada de definir el futuro del hoy necesario fracking (desde las operaciones y ambiciones de Ecopetrol) que ya venía adelantando la empresa desde el año pasado con pilotos, y naturalmente el futuro de la explotación de los hidrocarburos. El cambio de vocación de la empresa al meterse de lleno a las energías renovables, al apostarle a ISA en el negocio de la infraestructura, son pasos en ese sentido, pero no hay razones de peso para dejar de explorar, explorar y seguir vendiendo gas y petróleo, ahora que el mundo demanda esos bienes primarios. Es un sinsentido, es irracional, absolutamente obtuso negarse a explotar un bien abundante, máxime cuando las necesidades económicas son enormes en un país lleno de precariedades como es Colombia. Nadie duda que el futuro del petróleo es otro, pero el Gobierno actual no puede precipitar los cambios que tienen sus tiempos de mercado.