Editorial

La mano efectiva que para los paros

El rol del vicepresidente, Angelino Garzón, ha sido vital para apaciguar los ánimos laborales por estos días caldeados

La figura vicepresidencial en Colombia ha sido controversial desde sus inicios con la Constitución del 91. Por fortuna para los mandatarios, no se ha tenido que echar mano al rol del segundo al mando porque todos los presidentes elegidos desde entonces han terminado sus periodos sin ningún problema de ausencia definitiva del cargo para el cual fueron elegidos popularmente. Decimos ausencia definitiva, porque las faltas temporales son asumidas por ministros del gabinete.
El país político reciente ha tenido la experiencia de cinco vicepresidentes: Humberto de la Calle, Carlos Lemos, Gustavo Bell, Francisco Santos y Angelino Garzón. La figura no ha sido muy desarrollada y ha pasado ‘casi de todo’ en cada caso. De la Calle no terminó; Lemos fue efímero; Bell se dedicó a los derechos humanos; Santos a representar al país en el exterior, y Garzón, el actual, a trabajar para solucionar paros y protestas sociales. Obviamente su ascendente sindical le ha ayudado a que esta tarea la ejecute con gran propiedad.
Al comienzo de la administración de Santos, Garzón se atravesó como un palo en la rueda e hizo comentarios chocantes para con sus compañeros del Gobierno, al punto de plantearse su salida. Posteriormente, los quebrantos de salud le obligaron a retirarse de la arena pública por varios meses. Pero nunca perdió su rol, su hoja de ruta ni su agenda frente a los temas laborales y sociales. Y ahora, desde el año pasado cuando los paros, marchas y protestas aparecieron en el mapa nacional con gran fortaleza, la figura vicepresidencial en manos de Garzón cobró una importancia inusitada. No hay paro que no se solucione sin la participación del Vicepresidente, como tampoco existe un cambio de discurso radical. El Vicepresidente, líder sindical y exgobernador del Valle del Cauca, no pierde su estilo de interlocución y ha sido efectivo a la hora de hablar con maestros, cafeteros, paperos y ahora pilotos. Es un verdadero ‘apaga incendios laborales’.
¿En dónde reside la fortaleza del Vicepresidente a la hora de sentarse a trazar soluciones para un problema laboral irresoluto? En la comunicación informal está la clave; en ponerse en la posición del reclamante y en sentarse de tu a tu con las personas que protestan. Siempre se pone del lado de quien reclama y coincide en las reivindicaciones como si no hiciera parte del Gobierno central. Dice lo que la contraparte quiere escuchar y no tiene pelos en la lengua para descalificar a sus compañeros de gabinete. Maneja bien el discurso social y entiende los resentimientos de las diferentes clases sociales. Carece de arribismos económicos y políticos, y es un gran jugador regional que conoce al detalle la milimetría política de un país de localidades.