Editorial

La peligrosa estabilidad forzada a los prejubilados

<p>&nbsp;Los conocedores del asunto laboral dicen que “el veneno está en que se extiende la figura de estabilidad reforzada (en el sector público se conoce como retén social) al sector privado.&nbsp;</p>

La senadora del Centro Democrático, María del Rosario Guerra de La Espriella, radicó un proyecto de ley de su autoría que tiene muy buenas intenciones, pero que está envenenado en contra de sus potenciales beneficiarios. Se trata del proyecto de ley “Por medio de la cual se reconoce la protección especial de estabilidad reforzada laboral a los trabajadores que se encuentren en situación de pre-pensionados”.

La idea de la Senadora es “garantizar la continuidad laboral de las personas que están próximas a pensionarse, protegiendo su derecho al trabajo hasta el día que la pensión les sea reconocida por la entidad de previsión social respectiva y sean incluidos en nómina, cuando al trabajador le falten tres años de edad o de tiempo de servicio para que se les reconozca la pensión”. Los conocedores del asunto laboral dicen que “el veneno está en que se extiende la figura de estabilidad reforzada (en el sector público se conoce como retén social) al sector privado. Si el proyecto se convierte en ley, “los trabajadores gozarán de la protección especial de estabilidad laboral reforzada hasta cuando se les notifique y quede en firme el acto de reconocimiento de la pensión”. Para los defensores de los empresarios y de las políticas privadas de generación de empleo, las consecuencias son nefastas. El proyecto quiere proteger el derecho a la pensión pero desencadenaría despidos antes de cumplir los tres años que se estipulan en el proyecto de ley. “El proyecto no tiene en cuenta el comportamiento del individuo, ni los incentivos negativos, por lo que no necesariamente se logra el aumento de la cobertura pensional con esta medida. Los trabajadores pueden disminuir su rendimiento laboral, como resultado de la falta de motivación generada por la ley. En consecuencia, la productividad de las empresas puede resultar afectada”.

Otra ángulo, no menos malo, es que “limita las posibilidades de encontrar empleo para la población que está dentro del rango propuesto por la ley, habida cuenta de la ya evidente dificultad para acceder al mercado laboral en ese rango de edad”. Es bueno empezar a debatir los retos laborales que tiene el país para el futuro, pero hay que hacerlo de una manera integral, no con paños de agua tibia que pueden tratar de arreglar lo que no se ha dañado. El proyecto en mención es bien intencionado y se mete de lleno al frente laboral, pero carece del punto de vista empresarial que tiene unas pesadas cargas prestacionales, y que de amarrarle esta, ningún empresario sensato y competitivo tendría trabajadores de ciertas edades. Es una iniciativa excluyente que le hace perder competitividad y desarrollo a las empresas. No todas las personas en edad de pre-jubilación quieren dejar de trabajar o sentirse un activo fijo para sus compañías. Claramente es una buena idea que puede salir muy mal.