Editorial

La peligrosa rentabilidad nacionalista en Wall Street

<p>Las acciones de Trump durante sus primeros días en la Casa Blanca han desatado euforia en la bolsa, una situación que puede ser preocupante.</p><p>&nbsp;</p>

Cosas curiosas están sucediendo en Estados Unidos. Muy pocos días han pasado desde que Donald Trump ocupa la Casa Blanca, pero son muchos los hechos económicos que se han registrado desde entonces, al punto que el mercado secundario vive un momento eufórico y sigue reaccionado con desmedido optimismo, a pesar de la incertidumbre sobre la temporalidad de las políticas aplicadas hasta el momento. Ayer el Dow Jones, índice de valores de Wall Street, superó las 20.000 unidades como consecuencia de una sumatoria de noticias o hechos relevantes generados directamente por el nuevo presidente: primero, la fructífera cumbre de compromisos con las tres grandes corporaciones automovilísticas americanas, Ford, General Motors y Fiat Chrysler; segundo, el freno en seco al ObamaCare; tercero, el anuncio de rebajar impuestos a empresas y familias; cuarto, la desregulación hasta en 75%; quinto, la reactivación de los polémicos proyectos de oleoductos, y finalmente, la orden ejecutiva para la construcción del muro a lo largo de la frontera con México. Son cinco cosas trascendentales que han llevado a que Estados Unidos, y más particularmente, la bolsa de valores atraviese por un momento histórico gracias a un nacionalismo peligrosamente rentable en un sector muy susceptible a ordas de especuladores. Son muchas cosas juntas en muy poco tiempo, y pasarán varias semanas antes de que los mercados asimilen la situación y puedan proyectar si esta euforia económica es duradera o es solo cuestión de nervios por las palabras de un mandatario que dice cosas y las ejecuta. Uno de los primeros indicios de que Trump se viene en serio y que las cosas que dice van a afectar los mercados emergentes y a sus socios comerciales, es que el dólar en enero no se sostuvo por encima de los $3.000 pronosticados en diciembre y que hay una ola especulativa que puede extenderse por varios meses. Los embates proteccionistas del nuevo gobierno estadounidense, que han frenado las inversiones de las multinacionales americanas en el exterior, están ocasionando movimientos de monedas no previstos. Y si a esta situación se suman otros precios de bienes primarios, como el petróleo (todo parece indicar que abandona las vacas flacas), que alcanza una cotización del barril de Brent en US$55 y el West Texas US$53, hace pensar que habrá un primer trimestre de subidas y bajadas no previstas en la tasa de cambio. Es un hecho que el portafolio de medidas de Trump, en sus primeros días como presidente, mantienen congelado el dólar generando olas de incertidumbre para los exportadores. Los primeros 100 días del nuevo gobierno no van a ser tranquilos para los mercados emergentes en el frente económico, será como quitarle capas a una cebolla poco a poco: primero México, segundo China, tercero Rusia y seguramente vendrá América Latina.