Editorial

La reforma pensional es un asunto urgente

<p>El debate pensional no da espera y los dos sistemas son quienes deben liderar la discusión sobre el futuro de las pensiones en Colombia</p>

La semana pasada, Anif, puso en la agenda pública una de las discusiones más urgentes de la economía colombiana. Es la que tiene que ver con el sistema vigente de pensiones en donde conviven dos regímenes asimétricos que compiten abiertamente, pero en desigualdad de condiciones. El mayor problema es que se hizo costumbre que las pensiones de los más jóvenes, entre el inicio laboral y alrededor de los cincuenta años, se cotice en fondos privados o en el régimen de prima media, pero cuando se está ad portas de jubilarse haya una avalancha de afiliaciones al régimen contributivo representado por Colpensiones. Queda la sensación en el mercado laboral, y especialmente entre los afiliados a fondos de pensiones, que éstos se benefician o trabajan el dinero por una o dos décadas y pasado ese tiempo le recomiendan a los “cincuentones” pasarse al sistema público, generándole una pesada carga al Estado y de paso echando a perder la naturaleza con que se rediseñó el sistema pensional en Colombia durante la Ley 100 de 1993.

Partamos de un contexto necesario y es que el ahorro pensional es una obligación para todos los ciudadanos, no necesariamente para los trabajadores formales. Pero ese es el primer defecto: por ley, solo para los empleados, se debe hacer un aporte a pensiones de 16% sobre su salario mensual, al tiempo que hay que realizar un aporte adicional al fondo de solidaridad pensional, tasado por el nivel de ingresos. Un 12% lo proporciona el empleador y 4% el empleado. Y en caso de los independientes, éstos deben asumir el valor total del aporte. La Ley 100 dejó el problema de que hay dos sistemas: el privado o de ahorro individual, administrado por los fondos de pensiones (cada vez menos en el mercado), y el público denominado Régimen de Prima Media manejado por Colpensiones.

El otro gran lunar del actual sistema es la competencia desleal y las ataduras fiscales del sistema público, situación que ha generado ese gran tumor: que los privados trabajen con el dinero de los aportantes más jóvenes hasta que estos estén cerca de jubilarse y se envían a que su pensión la pague el Estado. Un proceso perverso que hace urgente rediseñar todo el sistema, pues la competencia entre un fondo del Estado con altas mesadas y beneficios a los adineras frente a otro privado de bajas rentabilidades, se hace cada vez más insostenibles. Anif justifica la liquidación de Colpensiones por la regresividad en la entrega de subsidios a las pensiones más altas, a lo que el fondo público le responde que no se puede liquidar sino hacer una reforma al desembolso de subsidio de dichas mesadas. Toda una discusión de carácter urgente, pues han pasado dos décadas de un sistema que se hace complejo. El punto es que debe haber una reflexión desde el papel de los fondos privados en la economía y la necesidad de que el Estado sea un jugador más en el mercado.