Editorial

La ruta de las monedas emergentes

La noticia financiera del año puede ser la volatilidad de las monedas en Sudáfrica, Turquía, Brasil, Colombia, Chile y México

Editorial

Quien al cierre del año se atreva a pronosticar tasas de cambio en los países emergentes, bien puede recibir el apodo de “tremendista”, porque es un verdadero desafío macroeconómico y financiero comentar qué puede suceder en mercados como Malasia, Indonesia, Sudáfrica, Turquía, Brasil, Colombia, Chile y México, países que tienen un denominador común: la depreciación y la consecuente volatilidad.

En el caso colombiano, la cosa se hace más complicada, dado que para hacer cualquier pronóstico sobre una eventual variación de la tasa de cambio se toma un año de comportamientos normales como base (preferiblemente el año inmediatamente anterior), se calcula la devaluación o depreciación desde entonces y se va ajustando con base en la inflación de Colombia y la de Estados Unidos, México y Perú; pero todo se distorsiona si se mete a Venezuela, que no deja de ser un país de frontera con quien se comparte más de 1.600 kilómetros de frontera abierta.

Si se hace esa operación, la tasa de cambio real que resulta para Colombia es muy distinta a la del año base; por ningún lado puede haber equilibrio y puede verse en el horizonte depreciaciones venideras, que no solo mantienen el mercado lleno de incertidumbre, sino que empobrecen a los colombianos. Aunque no todo pronóstico queda bien si se hace con base en el comercio, también hay elementos financieros, y más aún, el precio del petróleo, lo que explica el yo-yo en que se ha metido el dólar. Otros elementos como la deuda externa, pública o privada, pueden igualmente dictar el rumbo de la depreciación del peso. Y hay un elemento subterráneo doméstico y es el que tiene que ver con la economía del narcotráfico, que inunda de dólares algunos mercados regionales, gracias a la bonanza que implican 170.000 hectáreas de coca.

En las dos últimas semanas el peso colombiano ha tenido una corrección excesiva que la hace una de las monedas más volátiles entre los mercados emergentes, un fenómeno que debe ser abordado por el Banco de la República y el Ministerio de Hacienda, pues la situación evidencia la existencia en el mercado local de un fuerte movimiento de dólares callejeros regidos por el árbitro de las casas de cambio y una dolarización silenciosa en algunos nichos del turismo, ¿por qué se aceptan alquileres en dólares en algunos sectores de Bogotá y Cartagena?

Se deben mirar otros elementos más allá del petróleo y otros commodities para pronosticar la devaluación o el comportamiento del dólar para el final del año, tal como las bajas tasas de interés en países ricos que se habían dado hasta hace unos meses y que sedujeron a varias empresas nacionales emblemáticas a crecer su deuda en dólares, con el objetivo de crecer su presencia multilatina. Una buena pregunta a los gremios empresariales sería: ¿qué tanto están endeudadas las subsidiarias colombianas en países como Panamá?

Colombia es un país raro entre los emergentes porque los llamados choques despreciativos en su moneda no alientan las exportaciones no tradicionales, por lo que el asunto del dólar revaluado, es solo cosa de petroleros, cafeteros y floricultores. Las exportaciones extraordinarias generadas por la devaluación no dan estabilidad, pero animan a que los empresarios inviertan en sus plantas locales para llevar sus bienes y servicios a otros mercados. La clave está en estabilizar para poder producir con seguridad económica y financiera.

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