La sartén por el mango la tiene el Gobierno
sábado, 11 de noviembre de 2023
Han pasado 15 meses de esta administración y nunca se presentó un plan contracíclico dejando deprimir todos los indicadores, pero al final el gobierno tiene la llave
Editorial
A mediados del último trimestre del año hay una cosa clara: el país económico no va bien. A la luz de los principales indicadores se observa un deterioro muy difícil de corregir con el último aliento que representan las festividades decembrinas, léase Thanksgiving, Black Friday, Día de Velitas, Navidad y Nochebuena, y en las que muchas empresas ponen sus esperanzas para el repunte de sus operaciones.
Tal vez el dato más fehaciente es el crecimiento del Producto Interno Bruto de tan solo 0,3% para el segundo trimestre del año. Sin tener en cuenta la pandemia, este es el peor dato en los últimos 14 años, la última cifra por debajo de 1% se registró en el tercer trimestre de 2009, cuando fue de 0,5%. Cinco ramas de actividades anotaron contracciones: actividades profesionales (-0,2%), agricultura (-1,4%), construcción (-3,7%), industrias manufactureras (-4%) y comercio, transporte y turismo (-3,2%). De hecho, los expertos esperan que el crecimiento del año completo no sea mayor a 2%.
La producción de la industria manufacturera es otro indicador que da señales de desaceleración, cayó 8,6% en agosto y sumó su sexto mes consecutivo en contracción. Del total de 39 actividades, 34 registraron caídas y las otras cinco tuvieron un leve desempeño positivo. En lo corrido del año, hasta agosto, el indicador registra un retroceso acumulado de 4%.
El comercio exterior tampoco va bien, en septiembre las ventas externas sumaron US$4.127,7 millones, 13,6% menos que en el mismo mes de 2022, una reducción que viene desde diciembre de 2022. La confianza del consumidor de Fedesarrollo, aunque mejoró 0,9 puntos porcentuales en septiembre frente a agosto, se mantiene en terreno negativo (-17,9%), tendencia que se mantiene en el consumo de los hogares, que sigue en contracción.
El nivel de gasto de los hogares también se mantiene en terreno contractivo, principalmente por la inflación y las tasas de interés altas, lo que se puede evidenciar en la caída en las ventas de carros, motos y casas. Según el último informe de la Andi y Fenalco, en octubre se registraron 13.817 vehículos, lo que significó una caída de 38,8% si se compara contra las 22.577 unidades del mismo mes del año pasado.
Las motos, que se vendían por montones el año pasado, van por el mismo camino, pues cayeron 17% a octubre; solo en ese mes bajaron 0,6%. Las viviendas no se escapan de este fenómeno. Entre enero y septiembre se han dejado de vender casi 92.000. La caída más pronunciada en lo corrido de este año se evidencia en el segmento de interés social: las ventas de VIS pasaron de 138.989 unidades a 65.867, con una contracción de 52,6%.
Pero las no VIS no se alejan de la tendencia, con una caída anual de 35,9% a septiembre. Y para completar este coctel de deterioro está la tasa de desempleo, pues a pesar de que cayó para septiembre y se mantiene en un dígito (9,3%), la cifra desestacionalizada volvió a subir, lo que ya prende las alarmas en el sector productivo.
El país venía de buenos crecimientos económicos al finalizar la pandemia, situación que no supo capitalizar el cambio de Gobierno, que no solo fracturó el modelo, tampoco planteó un plan contracíclico que interpretara la verdadera transición: el paso de una época de abundancia económica y de ayudas gubernamentales a una crisis marcada por una inflación resiliente. Es hora de aplicar una medida contracíclica, al menos vía ejecución, que permita que la economía recupere su senda.