Editorial

La semana mágica de los ‘fondos buitres’

Si el próximo 30 de julio Argentina no paga a los ‘holdouts’, entrará en cesación de pagos, el temido default.

El pasado viernes sucedió lo que todos temían en Buenos Aires: las negociaciones entre el gobierno de Cristina Kirchner y los fondos de inversión que reclaman el pago de la deuda en mora desde 2001 no llegaron a buen puerto y siguen en un punto muerto en la negociación financiera, o mejor, de no retorno. Y así las cosas, se pone a andar el conteo regresivo para que la economía gaucha entre por segunda vez en cesación de pagos. Menos de una semana para la fecha límite y no caer en el  o en el temido default.

Default es una palabra que genera miedo en todas las escuelas de economistas y pavor entre los financieros. Es el término técnico que define a la suspensión de pagos de una persona, una empresa o de un país. En este segundo caso suele estar acompañado de consecuencias a nivel macroeconómico e internacional muy difíciles de contrarrestar en el mediano plazo. Hay dos tipos de default, el técnico y el simple, el primero se da cuando se incumplen las obligaciones de pago, y el técnico cuando no se respaldan las condiciones técnicas de un contrato de deuda. El problema para un país como Argentina es que si entra en default se le embargarían sus activos, inversiones en bancos y empresas del país. Obviamente, las consecuencias en las agencias calificadoras de riesgo son devastadoras.

En el vecindario varios países han entrado en cesación de pagos por razones muy distintas. Ecuador en 1999, Uruguay en 2001 y Argentina también durante la crisis de 2001, cuando su deuda externa alcanzó los US$144.000 millones. En ese momento el gobierno de Néstor Kirschner logró acuerdos para salir de la situación, pero los llamados fondos holdouts o sea los que se  quedan por fuera los acuerdos o negociaciones con el país endeudado, demandaron al Gobierno y reclaman el pago total de sus papeles de renta fija. Los economistas argentinos los han empezado a llamar ‘buitres’ o ‘piratas’ para identificar en los mercados a los financieros de Wall Street que tienen capitales de riesgo o de inversión libre y que invierte en una deuda pública débil, delicada o a punto de reventarse.

La pelea entre los argentinos y los fondos que no renegociaron la deuda gaucha al comienzo de esta década no ha sido fácil y la situación ha generado una serie de acompañamientos de economistas de la región ideologizados que ven en el conflicto financiero de la administración Kirschner un nuevo precedente de no pago y se libre una guerra sin cuartel en contra de las instituciones financieras. Quienes acompañan la posición del gobierno argentino se amparan en que esos fondos buitre cuentan con póliza de seguro que les pueden dar ingresos extraordinarios en caso de concretarse el no pago. Así pues arranca una semana de oro para los holdouts.