Editorial

La soberanía, el tema que nos debe unir a todos

No importa quien logró frenar las ambiciones de los nicaragüenses sobre el mar caribe colombiano, lo que nos debe unir es la idea de soberanía y lo que queremos del país futuro

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Diario La República · La soberanía, el tema que nos debe unir a todos

La Corte Internacional de Justicia le negó a Nicaragua la absurda intención de ampliar su plataforma continental, en detrimento de la soberanía colombiana, una suerte de querer agrandar sus fronteras a la verraca, a través de temerarias demandas y leguleyadas internacionales, como si los mapas se modificaran a punta de jueces. Los países se forman por una noción de espíritu nacional, por historia, por cultura, por el simple poderío de sus gentes y se compacta con leyes.

El país total logró un triunfo sin precedentes y mantuvo intacto el mapa colombiano inmodificable y fortalecido. No podemos perder de vista que las demandas de Nicaragua contra Colombia ante la Corte de La Haya son tres: la que pretendía algunas islas y cayos nacionales en 2012, y que ganó cuando el Tribunal le reconoció unos 70.000 kilómetros de pesca raizal internacional; una segunda demanda que instauró ante la misma Corte porque Colombia no ha reconocido ese fallo; y la tercera, y la más ambiciosa, la que interpuso para ampliar su plataforma continental, la que en últimas perdió y que no solo le pone fin a un diferendo del siglo XX, sino que sienta una suerte de jurisprudencia en este sentido en donde ningún país puede exigir que su mapa sea ampliado en detrimento de la soberanía de otro.

El fallo es muy bueno para Colombia porque no hay condenas ni obligaciones de pagos o perjuicios ocasionados, pues en términos de derecho internacional, no hay costumbre global en plataformas, ni derecho consuetudinario que se le aplique.

Colombia mantiene intacta su plataforma económica y comercial, pero debe avanzar hacia una etapa más en el campo diplomático y acordar con sus vecinos centroamericanos y del Caribe, nicaragüenses y hondureños especialmente, para faenar en la zona de los 70.000 kilómetros del primer fallo; es allí en donde los raizales de Centroamérica y el Caribe tienen la palabra y deben trabajar en conjunto para explotar y sacar adelante su forma de vida, tal como lo han venido haciendo durante muchos siglos sus habitantes.

El gran problema internacional en la zona del litigio es que no solo de pesca vive esa región, sino de rutas de narcotraficantes que tienen en las islas del Caribe y en muchas ciudades y poblaciones centroamericanas sus cuarteles de acción, y en el mar su teatro de operaciones para penetrar el sur de la Florida y entrar con su narcotráfico en Norteamérica.

Colombia como Estado más poderoso de la región del Caribe debe mirar más a la zona, liderar la lucha frontal contra los narcos y posibilitar la pesca de todas las nacionalidades en esos 70.000 kilómetros reconocidos a Nicaragua en el primer fallo.

No podemos quedarnos con análisis mezquinos de qué Gobierno Nacional conformó el mejor equipo negociador, si fue Santos, Duque o Petro, lo que debe importar es que fue Colombia y que la noción de soberanía es lo que más nos debe unir como país y como identidad nacional.

No puede haber mezquindad y celebrar como políticos de provincia un triunfo internacional sin precedentes, los mismos que salen a cobrarse una victoria en derecho internacional deben enarbolar las banderas de la soberanía con una idea clara de qué es Colombia. Una pregunta bien compleja que debemos empezar a responder es ¿qué nos une como país? De momento es la soberanía, el mapa, la identidad nacional de qué es ser colombiano. Pero habrá más temas de unión.

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