Editorial

La tecnología recorta la brecha de la precariedad

Así como el sector público avanzar en gobierno digital, el sector productivo debe de ir más allá y ayudar a recortar las distancias de satisfacción de los servicios prestados

Editorial

Diario La República · La tecnología recorta la brecha de la precariedad

Es una excelente noticia que Colombia esté ubicada entre los tres primeros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Ocde, en términos de gobierno digital, que compara el avance de las administraciones nacionales para digitalizarse por diseño, impulsados por los datos, proactivos, abiertos por defecto y dirigidos por los usuarios para la transformación tecnológica del sector público. Insistimos en que es una buena noticia porque casi siempre el país está en los puestos bajos de estos listados.

Corea del Sur y Reino Unido ocupan el primer y segundo lugar; en la región, Uruguay es el mejor ubicado en el noveno puesto, mientras que Brasil está de 16, Chile ocupa el 24 y Panamá cierra en el 30. Dice la Ocde que la mayoría de los países apoyan en lo político y operacional la idea de un gobierno impulsado por datos y dirigido por los usuarios, pero que es necesario trabajar más para disminuir la brecha.

Colombia, de la mano del MinTIC sobresale en la proactividad tecnológica que no es una cosa distinta a buena disposición y enfoque; también resalta en diseño y que el sector público busca estar impulsado por datos. Los países que brillan -a los ojos de la Ocde- “presentan altos niveles de participación y colaboración con los ciudadanos, las empresas y los funcionarios públicos a lo largo del ciclo de política pública, lo que favorece el diseño y entrega servicios acordes con las necesidades y expectativas de los usuarios.

Los países de más bajo desempeño presentan en promedio resultados similares en cinco de las seis dimensiones, siendo abierto por defecto la dimensión con la puntuación más alta”.

Es importante destacar el avance en un frente crucial para el desarrollo del país, aún falta mucho, pero se rueda sobre la autopista de la inteligencia artificial, de la transformación digital institucional y de la misma cuarta revolución industrial.

No son solo palabras: si miramos los recientes anuncios de digitalización de entidades públicas como la Dian o 4-72, es elocuente que hay una hoja de ruta que le permitirá a los usuarios del sector público gozar de mejores servicios, que no es una cosa distinta a recortar la brecha digital que genera pobreza e ineficiencia.

Si el Gobierno Nacional logra pasar de un gobierno electrónico a un gobierno digital será un paso gigante en darle la estructura para desarrollar la institucionalidad, una tarea que debe ser sostenida en el tiempo y no debe haber interrupciones de una administración a otra. Tal como lo dice la Ocde: “estrategias claras y legitimadas han pavimentado el camino para la aplicación de políticas consistentes y coherentes en los países con mejores resultado”, tarea que no debe acabar y que debe ser imitada por el sector productivo, que en varios subsectores aún están en la época electrónica.

El gran objetivo país debe ser establecer un verdadero ecosistema de gobierno digital, usuarios y beneficiados digitales; de tal manera que se paguen impuestos por esta vía y que toda la tramitología sea filtrada para hacernos más competitivos.

La pandemia con todas sus cuarentenas y aislamientos inherentes, han obligado a las sociedad a dar saltos tecnológicos, a privilegiar la interconexión, y lo que no es menor, que el sector productivo acepte cosas como el teletrabajo que antes se veían como una anécdota no como una alternativa real.

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