Editorial

La tributaria genera más incertidumbre

Gráfico LR

Si el Gobierno hubiese optado por apretarse el cinturón y presentar un presupuesto más acorde a la realidad de las finanzas públicas, la tributaria no sería necesaria por ahora

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Diario La República · La tributaria genera más incertidumbre

A juzgar por el Indicador del Pollo Asado, IPA, que sondea el precio de este alimento, presente en la canasta familiar de los colombianos, en las distintas ciudades, para el pasado agosto la variación de precios al consumidor seguirá bajando a un ritmo suave y lo más seguro es que se descolgará hasta llegar a 4% al final del año, máximo en el primer semestre de 2026; lo que alinea los indicadores fundamentales que generan optimismo, como desempleo, crecimiento, tasas de interés y una sorprendente robustez del peso frente al dólar que pone a la moneda colombiana entre las más revaluadas del mundo; un dólar vale menos de $4.000 como consecuencia de un puñado de externalidades, tales como el precio sostenido del barril de petróleo, la calma chicha en la guerra arancelaria de Estados Unidos y los mensajes de tranquilidad de los bancos centrales en materia de tasas.

Muchos factores que, vistos en contexto, atisban un buen cierre del año, pero con la discusión de la nueva reforma tributaria las cosas sí se oscurecen poniendo en jaque el optimismo que genera enfrentar el último año de Gobierno. Casi todos los indicadores económicos -con excepción del déficit fiscal- son buenos y mucho mejor de los pronosticados hace dos o tres años.

Y así se corrobora especialmente con la tasa de cambio, el desempleo y la inflación, percepción que se puede mirar con la tendencia del Índice de Incertidumbre de la Política Económica, Ipec, para agosto de Fedesarrollo, que está en 271 puntos, ocho menos que los registrados en julio pasado y 70 por debajo del dato del año pasado; así las cosas -en términos de incertidumbre- todo mejora a paso lento, pero mejora. En lo que va de año, el promedio del indicador es de 258 puntos, 12 puntos por debajo al promedio registrado en 2024 de 270, pero sigue estando muy por encima de la media registrada entre 2000 y 2019 que se ubicó en 100 puntos.

El arranque del debate electoral en pos de las elecciones al Congreso de marzo y presidenciales en mayo, sumado a este ambiente de la discusión de la reforma tributaria, hace que la incertidumbre no se reduzca a plena confianza. La parálisis en la toma de decisiones, la inactividad generalizada, la desconfianza y la inestabilidad financiera son algunas derivaciones de la alta incertidumbre que solo se cura cuando los tomadores de decisiones saben para dónde van o el riesgo se reduce.

La volatilidad de los fundamentales económicos y de los mercados aumenta en tiempos de incertidumbre, dado que no se puede predecir el comportamiento de las políticas públicas y de casi todos los activos financieros. El cuento de que la economía colombiana es muy resiliente es muy cierto en estos momentos, crece en la adversidad y se sostiene muy a pesar de la poca ejecución gubernamental y de la campante inseguridad en muchas regiones; si al menos el ahorro, la gestión eficiente y la baja rotación de funcionarios fuera un modo de gobernar, las cosas mejorarían notablemente.

El gran problema es que no hay mucha actitud para enviar mensajes de optimismo sobre el rumbo del país a mediano plazo, y se insiste en ponerle palos gubernamentales en la rueda a la constante producción nacional. No hay una hoja de ruta sobre los próximos años y menos aún un llamado a la conciencia nacional por el crecimiento.

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