Editorial

La velocidad de crucero para la gran vacunación

Cuanto antes el país debe arrancar la “gran vacunación”, esa que no deje por fuera a ningún colombiano y que garantice reactivar la economía para generar más empleo formal

Editorial

Haber sido vacunado o estar en línea para la vacuna contra el covid-19 debe ser ya una constante en todos los rincones del país para poder garantizar que la actividad económica se normalice y el desempleo vuelva a menguar hasta alcanzar un dígito. Para que eso suceda, el plan de vacunación del Gobierno Nacional debe alcanzar unos mínimos de vacunadores, vacunas y logística de aplicación de las diferentes dosis; tres pilares que no son difíciles de construir para que en lo que resta del año ese sea el único propósito nacional: “la gran vacunación”, que haga olvidar esta triste pandemia. Puede sonar a raído estribillo, pero no debe haber un mantra distinto a vacunar, vacunar y vacunar y estamos seguros de que Colombia lo puede lograr como nación unificada; una sociedad enfocada en olvidar polarizaciones y trabajar en conjunto para lograr una zona libre de coronavirus.

Para lograrlo se debe alcanzar una velocidad de crucero que genere la dinámica necesaria de reactivación en condiciones normales de crecimiento. Entendiendo el concepto usado en la aeronáutica como la velocidad constante y uniforme que lleve -un propósito nacional sanitario- a convertirse en un logro internacional que nos devuelva el liderazgo regional que veía teniendo el país. Toda velocidad de crucero se alcanza cuando se identifican unas condiciones normales aisladas de perturbaciones que permitan avanzar de manera sostenida. El concepto evita variaciones de velocidad, altura, tracción y resistencia en el desempeño, lo que aplicado al símil de la vacunación es que no se presenten pormenores políticos o actos de corrupción durante la ejecución. Ni puede haber nada distinto a enfocarse en la gran vacunación para que no haya excusas para la reactivación; lo primero que hay que hacer afinar los suministros de dosis con las farmacéuticas; entrenar bajo estrictas medidas de cumplimiento a los vacunadores y lograr que los usuarios o eventuales vacunados sean organizados por las EPS; dicho sea de paso, unas de las instituciones más valiosas que se tienen y que han dado buenos resultados en esta situación.

Colombia cuenta con unos 8.000 vacunadores y puede alcanzar los 10.000 según cálculos de la cartera de salud, Si bien ya se está alcanzando la aplicación de 100.000 dosis diarias, hay que subir hasta 250.000, que es la verdadera velocidad de crucero que le permitirá al país tener vacunado a 75% de la población en unos 12 meses y así alcanzar la inmunidad de rebaño. Por ahora son solo cuentas alegres porque no hay eficiencia en las farmacéuticas de entregar las vacunas a tiempo, pero lo más preocupante es que estamos hablando de la primera dosis y quedaría pendiente la revacunación para 2022.

Este año se pasará hablando de los mismos temas y tratando de difuminar las mismas preocupaciones en todo el mundo, con la diferencia del aprendizaje. Si en la negociación de las vacunas se presentaron fallas en la estrategia y se equivocaron los roles y las funciones, en la revacunación no pueden volver a comerse; por ejemplo, desde ya el Gobierno Nacional debería estar trabajado con las farmacéuticas locales para fabricar las dosis en nuestro territorio, pero debe involucrarse al sector productivo, dejándole al Estado solo la regulación, los permisos y las políticas públicas, todo el marco oficial, de tal manera que haya más eficiencia.

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