Editorial

La verdadera herencia de Nicanor

<p>Nicanor Restrepo no solo fue un ejecutivo enfocado en &nbsp;resultados empresariales, fue un ejemplo de responsabilidad social</p>

Alguna vez Nicanor Restrepo Santamaría (1941-2015) dijo en una entrevista que los buenos resultados de un empresario trascendían las cifras, que era en su compromiso con el país donde se demostraba de qué material estaba hecho. Era amigo de que los empresarios tuvieran grandeza social (más allá de pagar impuestos) y se involucraran en los asuntos públicos de sus comunidades. Fue Gobernador de Antioquia al final de los años sesenta y mantuvo hasta el final de sus días la convicción de que los directivos del sector privado deberían tener un liderazgo más activo en la solución de los problemas endémicos de Colombia.

Fue un hombre exitoso en hacer empresas, pues a él se le debe el nacimiento y desarrollo del Grupo Empresarial Antioqueño; fue un empresario comprometido con los gobiernos, pues estuvo en muchas comisiones de paz; fue un académico a carta cabal, pues llegada su jubilación se fue a París a la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales para terminar su doctorado sobre “Empresariado antioqueño y sociedad, 1940-2004”, en el que concluye que el papel del sector patronal en la solución del conflicto armado ha sido muy bajo. “Creo que no hay por qué descartar que el sector privado juegue un papel más importante, en la medida en que se llegue verdaderamente a una probable negociación política”. El país ha perdido a un hombre genuino marcado por la sencillez, el pragmatismo, las ambiciones sanas y un carisma difícil de conseguir.

Nicanor Restrepo Santamaría no fue de esos empresarios que evaden sus responsabilidades con la sociedad. En sus charlas, entrevistas y conferencias, no solo hablaba de los altos impuestos que pagaban las compañías, ni de la tasa de cambio o la falta de infraestructura, tenía una mente clara que leía el país político y económico de otra manera: sabía que la actualidad es consecuencia de los errores y aciertos del pasado y que las ambiciones económicas de los resultados a toda costa, podrían hacer perder el rumbo de la sociedad. Ante todo se sabía rodear por personas líderes en ética empresarial probada; fue un formador de altos ejecutivos que hoy lideran juntas directivas y exitosas compañías.

Por fortuna hay muchos ‘nicanores’ en silencio, hombres hechos en grandes empresas que se preocupan por Colombia sin descuidar los balances en sus compañías y que enfrentan su rol social de empresario con resultados. La gran herencia que deja Nicanor Restrepo Santamaría es que un país en desarrollo como el nuestro, lleno de problemas de desigualdad, falta de oportunidades y corrupción, necesita líderes comprometidos que entiendan que su papel es transformador.