Editorial

Las monedas en tiempos del bitcoin

<p>Ningún debate más vanguardista que hablar sobre del bitcoin, su futuro y el papel de las monedas en tiempos virtuales.</p>

Entre las tres o cinco noticias del mundo empresarial, financiero y económico de esta jornada debe estar en todos los medios de comunicación el cierre de Mt. Gox, la mayor plataforma de negociación de bitcoins. Hasta aquí el asunto suena a un poco de subrealismo, como sacado de la ciencia ficción futurista o pura prospectiva de lo que serán las transacciones monetarias en un futuro no muy lejano dominado por la realidad virtual y las redes sociales inmateriales.

Dicen sus defensores que el bitcoin es una moneda electrónica descentralizada, creada por mentes y manos anónimas en 2009 por alguien que se ha hecho llamar Satoshi Nakamoto. Una figura mítica en internet que puso a andar un software libre  mediante el cual se gestiona dicha moneda. Pero allí viene la primera pregunta: ¿es el bitcoin una moneda como el dólar, el euro o el peso? Pues no. Casi todas las monedas dependen y están respaldadas por una banca central. La moneda virtual del ‘tal Nakamoto’ se centra en una base de datos distribuida entre sus ofertantes que emplea la criptografía para proveer funciones de seguridad básicas, tales como la garantía de que los bitcoins sólo puedan ser gastados por su dueño, y nunca más de una vez. Tema complejo e intelegible hasta el momento.

Desde ayer las autoridades de vigilancia y control de Estados Unidos y Japón están investigando qué pasó con la web de Mt. Gox. Se dice que hubo un robo millonario en el que se habría perdido 744.000 bitcoins, valorados en la actualidad en unos US$350 millones, y equivalentes a cerca de un 6% de todos los bitcoins en circulación. Quizá eso es el coletazo de poner a andar algo que está adelantado en el tiempo.

Dice Bruno Theret que “los economistas estándar -clásicos y neoclásicos- que detentan la autoridad en el campo de los economistas, desconfían de la moneda, le temen, ya que ven en ella un cuerpo extraño extremadamente difícil de integrar, incorporar y digerir en sus teorías, que suponen un funcionamiento perfectamente endógeno de la economía capitalista. La moneda, símbolo por excelencia de la riqueza, está en realidad excluida de la ciencia económica, que se define sin embargo como ciencia de la riqueza (...) La teoría económica dominante, la teoría neoclásica del equilibrio general, considera a la moneda como una especie de velo tendido sobre los intercambios, que los facilita sin intervenir en ellos; es sólo un simple numerario “neutro”. Pero este concepto es sólo una necesidad teórica inherente al equilibrio, imposibilitada de integrar a la moneda en su marco axiomático y en sus modelos; no es una constatación empírica ya que las prácticas económicas desmienten constantemente la neutralidad de la moneda”. Un debate de hoy que empezará a dibujar lo que serán las monedas en un futuro que no está muy lejos.