Editorial

Las obras públicas no se pueden frenar

<p>Ronda la preocupación entre los empresarios de la construcción por los cierres financieros, las licencias y las consultas previas.&nbsp;</p><p>&nbsp;</p>

El país político ha entrado en una etapa de gran crispación como consecuencia de la división partidista e ideológica frente a los acuerdos de paz con la guerrilla, coyuntura queha servido de marco o telón de fondo para arrancar de manera prematura la carrera por ocupar la Casa de Nariño entre 2018 y 2022. Es un hecho político que la división zanjada desde el plebiscito se está profundizando hasta llegar a las urnas el 28 de mayo de 2018, pero es un imperativo que el Gobierno Nacional no deje seguir enredando sus programas de inversión social ni caiga en frenar licitaciones, mucho menos en dejar de brindarles los marcos legales y de ejecución que éstos ameritan. El país económico había recibido con satisfacción los planes de obras en puertos, aeropuertos y grandes vías, todos esos proyecto neurálgicos para desatrazar la quedada infraestructura nacional, un rezago de más de tres décadas.

Pero todo el impulso se ha ido perdiendo con la llegada de las precandidaturas presidenciales y los políticos juegan más a enredar que a desarrollar grandes proyectos. Hay varios males que rodean las llamadas obras de 4G y que se han convertido en un secreto a voces en el sector constructor. El primero tiene que ver con la financiaciónde los bancos que están exigiendo las llamadas garantías líquidas, no existentes en otros mercados. Esta situación ha hecho que los cierres financieros tengan problemas estructurales.El segundo lunar es el eterno problema de las licencias ambientales que no dejan de ser una dolor de cabeza apara los constructores y una muestra de desincronización en el Gobierno Nacional. Además de los cierres financieros y las licencias están las consultas previas que son un tormento, pues en el lugar en donde se planea una obra aparecen centenares de familias a exigir negociaciones. A estos tres grandes problemas se suma -según los constructores- el lento arranque de la Financiera de Desarrollo Nacional, una nueva entidad del sistema financiero que no ha idoal ritmo que el país económico necesita.Tanto el Ministerio de Transporte, la ANI y la Vicepresidencia le han exigido a la alta gerencia de la FDN más agilidad en su rol estructurador, pues depende mucho del clima político nacional. Dicha entidad solo ha sido sonora en tiempos de enajenación de Isagen, posteriormente desapareció.

Hay todo un Memorial de Agravios tácito entre los constructores que solo se comenta en los pasillos y al que el Gobierno Nacional debe ponerle atención, de lo contrario el desarrollo en la infraestructura volverá a ser una desilusión más. Los avances en aeropuertos, puertos y autopistas es un hecho indebatibley no se puede frenar por la situación políticay por necesarias exigencias macroeconómicas. También hay una parte de responsabilidad en no frenar nada en los constructores quienes deben seguir apostándole al país económico.