Editorial

Las reformas para mejorar, no para destruir

Los fondos privados de pensiones son empresas muy fuertes y dorsales para la economía que no pueden ser destruidas; jugaron, juegan y jugarán un papel determinante en el mercado

Editorial

El Gobierno Nacional debe tener mucho cuidado con los fondos privados de pensiones y su papel en la economía desde sus inicios hace tres décadas.

Empezaron muchos en la carrera por los ahorros pensionales y las cesantías de los colombianos en 1993, pero el mercado los fue filtrando, decantando, hasta tener los que hoy funcionan y benefician a miles de empleados directos, otros tantos indirectos, pero su real papel es con sus clientes, que son millones de ahorradores.

Si bien los jubilados de los fondos privados que disfrutan de una pensión aún son muy pocos, menos de medio millón, sí hay más de 18 millones de ahorradores que llevan su dinero a estas entidades confiando rentabilidad, seguridad y cuidado, algo que no se puede desconocer; además, los fondos de pensiones son la piedra angular del mercado secundario, no se puede concebir una bolsa de valores sin jugadores como las administradoras de fondos; mucho menos desconocer la financiación de la infraestructura.

Tratar de estatizar el dinero ahorrado, más los flujos mensuales, es involucionar así el mercado lo dicte, pues no se puede desconocer la avalancha mensual de ahorradores de los fondos privados hacia Colpensiones, lo que se vuelve mucho más crítico con los llamados traslados exprés, esos jubilados en las AFP que han demandado ante los tribunales y se han pasado “vía judicial” para el fondo público y disfrutar mejores mesadas.

El Gobierno Nacional y los fondos no solo tienen visiones distintas de la realidad sino de las cifras, así quedó plasmado en el pasado congreso de Asofondos en el que el Presidente presentó su visión sobre problemas que enfrenta el sistema pensional, pero que a la postre no es para nada compartida por los jugadores privados. “El primer mandatario hizo una serie de aseveraciones que nuestra Asociación considera deben ser debidamente precisadas, toda vez que el país está ad portas de discutir una reforma pensional (...) El paradigma bajo el que se construyó la Ley 100 estaba equivocado y no cumplió sus promesas. La Ley 100 dejó las pensiones en cabeza del mercado y por ello no se está reconociendo el derecho a la pensión”.

Dice Asofondos que la promesa de 100% de cobertura no fue cierta. “En materia pensional, lo que pretendía la Ley 100 era unificar los distintos regímenes pensionales que eran insostenibles, reducir el déficit fiscal del sistema y mejorar la cobertura. El déficit fiscal ciertamente ha disminuido con el ahorro pensional generado en el Rais. La meta de 100% de cobertura era para la salud, meta que sí se logró. Es cierto que la cobertura pensional es muy baja, pero la causa no es porque haya administradoras privadas de fondos de pensiones, sino por la informalidad laboral”.

“Sin reforma, los fondos de pensiones se van a acabar”. Dicen los fondos que este argumento no tiene fundamento. “Los fondos de pensiones NO se van a acabar sin reforma. Solo en el primer trimestre de este año crecieron en $18 billones, 7 de cada 10 afiliados escogieron estar en un fondo de pensiones y, para 95% de la población, los fondos son mejor opción”.

“Los fondos ahorraron, pero ya no ahorran”, dijo Petro, a lo que responden los privados: “este cálculo tiene un error al no incluir los rendimientos en los ingresos de los fondos. Las rentabilidades representan 70% de $366 billones acumulados de los fondos, que son de los trabajadores”. Es bienvenida la polémica, pero con cifras sustentadas y reales.

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