Editorial

Llegó la hora de ponerle cuidado al Bitcoin

<p>Ya no es silencioso el crecimiento del Bitcoin, moneda de internet sin respaldo de gobiernos ni dependencia &nbsp;de la confianza de un emisor central</p><p>&nbsp;</p>

Para el grueso de la población, el Bitcoin aún está en la etapa del desconocimiento; para otros más enterados en la fase del no entendimiento, pero para los más expertos la llamada criptomoneda está ad portas de una burbuja, que sería la primera en casi una década de historia de los medios de pago nativos de internet. Partamos por explicar que es un medio de pago no físico que permite transacciones instantáneas y transferencia de bienes y servicios en casi todos los países; una suerte de monedas virtuales, criptomonedas o tipos de cambio digitales descentralizados que carecen de un banco emisor central que las emita, las controle o les de un valor expreso. Si bien la más conocida y de mayor duración es Bitcoin, creada 2008 por un colectivo de programadores financieros, Satoshi Nakamoto, Gavin Andresen y otros promotores reales y con seudónimos, quienes publicaron un protocolo de código abierto que permite desarrollar una “confianza” entre los usuarios de la red de redes. La verdadera gracia del Bitcoin es que hasta su nacimiento y proliferación mundial, el comercio electrónico se canalizará a través de entidades tradicionales del sistema financiero global, pero su fortaleza y credibilidad la ha ido madurando en los mercados.

Valga esta oportunidad para recordar que el sistema monetario moderno ha tenido dos hechos disruptivos que han formado el estado actual del dinero. Primero, funcionaba el llamado patrón oro que fijaba el valor de la unidad monetaria de los países y mercados, con base en una determinada cantidad de oro, costumbre muy antigua que facilitada el comercio pues garantizaba que el poseedor una moneda o billete tenía esa cantidad de oro consignada. Esta confianza se hizo fuerte por varios siglos, especialmente en el siglo XIX, hasta las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, episodio que llevó a los países a emitir dinero con respaldo en oro, lo que llevó a su ruptura y a un gran debilitamiento de la confianza en el incipiente sistema monetario internacional. El segundo episodio es el tratado de Bretton Woods, en donde se decidió adoptar el dólar estadounidense como divisa internacional, “bajo la condición de que la Reserva Federal sostuviera el viejo patrón oro, idea que duró hasta 1971 cuando el dólar y todas las monedas del mundo tuvieron que empezar a sostenerse en la confianza de quien los tiene en el bolsillo.

De la mano de la cuarta revolución industrial a las puertas de la sociedad, que tiene que ver con el internet de las cosas y la relevancia del comercio electrónico, el Bitcoin emerge hasta ahora como una tendencia que está cambiando la manera de hacer negocios y de quien los respalda, es una suerte de gran confianza, más allá de las fronteras, pero como todo lo desconocido asusta, ya se empieza a hablar de la primera burbuja del Bitcoin.

Para quienes siguen este novísimo sistema de intercambio en internet, han observado una escalada de precios que ha sorprendido a los operadores e inversionistas; un ascenso en los valores que siembra dudas sobre lo que está sucediendo, si la criptomoneda está siendo atacada por hackers o es una burbuja que se infla poco a poco. El comentario se basa en la revalorización del tipo de cambio que se acerca a los US$2.000, precio imaginario al que llegará en las próximas semanas. El punto es que si esto sucediera con el dólar, el barril de petróleo o la onza de oro, se dispararían las alarmas sobre la ocurrencia de algo silencioso en los mercados, y el Bitcoin es una realidad en el mundo de internet que no puede ser la excepción a la regla de un sistema monetario en ciernes que dominará el futuro.