Editorial

¡Lograr un año sin tocar tasas de interés!

La Fed mantiene las tasas y dice que será paciente ante nuevas subidas, un dato clave para que el Banco de la República no altere la tasa local

Editorial

No se puede desconocer que el gerente general del Banco de la República, Juan José Echavarría, recibió hace dos años ese importante cargo con unos brotes inflacionarios muy preocupantes y que hoy esa realidad es muy distinta gracias a unas políticas monetarias bien aplicadas que han vuelto el dato de la inflación a los niveles esperados de entre 2% y 4%. El banquero central fue designado en diciembre de 2016 y tomó el timón del Emisor en enero de 2017 cuando la inflación venía rompiendo los pronósticos de la Junta Directiva del Banco de la República por varios años, al superar 4% (alcanzó 5,8% en 2016 y 6,7% en 2015), lo que se había convertido en un dolor de cabeza para los empresarios y enviaba mensajes de preocupación a la banca multilateral y a las mismas agencias calificadoras de riesgos. Las cosas cambiaron en 2017 y 2018 cuando la variación anual estuvo dentro de las expectativas del Banco (4% y 3,1%), incluso en momentos en los que se temía un rebrote inflacionario que llevara el consumo al traste, justamente el sector de la economía que se ha vuelto en una de las piedras angulares del crecimiento.

La hipótesis planteada en el párrafo anterior -sobre el buen manejo de la política monetaria- se refrenda con un hecho inusual en la historia reciente del mismo Banco de la República desde que es un ente independiente al Ejecutivo. Se trata del largo periodo en el que la tasa de intervención en el mercado se ha mantenido alrededor de los 4,25 puntos, enviando un mensaje inequívoco de estabilidad monetaria y de manejo acertado de la inflación; muy a pesar de la volatilidad del dólar, de las susceptibilidades económicas provenientes de los precios del petróleo y de los permanentes anuncios del Fenómeno El Niño, que siempre vienen acompañados de una disparada de precios en los alimentos. Es crucial que el Emisor mantenga el mantra de consolidar los esquemas de inflación objetivo, pero también tener en cuenta que la transmisión de las tasas bajas se demora más de 90 días, incluso hay lapsos en la historia de sus decisiones que nunca se ha traducido a los usuarios bancarios. La tasa de intervención está en 4,25% desde el pasado 30 de abril de 2018 y todo parece indicar que completará su periodo más largo en un porcentaje inalterado, lo que es uno de los mejores mensajes que está enviando no solo el Banco, sino la economía colombiana y que se convierte en un dato de confianza para los consumidores, quienes pueden escapar de las constantes fluctuaciones que alteran sus decisiones sobre consumo de bienes duraderos.

Una las razones que obliga al Emisor para dejar las tasas quietas en enero es la reducción que han mostrado las expectativas de inflación a mediano plazo. La variación del IPC cerró en 2018 en 3,1%, por primera vez desde 2014 dentro del rango meta, y las expectativas de la Encuesta del Emisor para 2019 la ubican en 3,50%. A esta situación local se debe sumar que la Reserva Federal decidió mantener tipos y comunicar que será paciente ante nuevas subidas. Así las cosas, no existe ninguna argumentación por parte del equipo técnico de los codirectores para no completar los 12 meses sin tocar las tasas, un hecho inédito en la historia de una autoridad monetaria independiente desde 1991. Ahora la pelota está en la cancha de los bancos que deben generar una buena competencia en el campo de tasas de consumo.

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