Los cafeteros deben ser competitivos
miércoles, 27 de noviembre de 2013
<p>Las soluciones a los problemas de los caficultores deben trascender el pedir dinero del presupuesto nacional en subsidios.</p>
El análisis que hace Anif sobre la situación de los cafeteros es muy oportuno pues se da en el marco del Congreso Cafetero que se realiza en Bogotá por estos días. Dice textualmente: “existe un problema de baja productividad. Solucionarlo requerirá trabajar tanto en el frente laboral como en el institucional. A buena hora la Comisión Cafetera se ha focalizado en estas problemáticas. Reiteramos la necesidad de: i) liberar el mercado cafetero, superando las limitaciones de la actual institucionalidad, la cual tiene poca credibilidad y baja representatividad; ii) lo anterior implica permitir el cultivo de cafés robustas, frente a la evidente sustitución de mezclas que se ha venido dando en las últimas décadas a nivel global; y iii) se debe ahondar en el esquema de impulso a los cafés con valor agregado, donde afortunadamente luce como si Juan Valdez finalmente se hubiera preparado para la inminente llegada de Starbucks”.
Está claro que los cafeteros de esta época tienen retos muy distintos a los que tenían sus ancestros de los siglos XIX y XX, pero hay personas e ideas que quieren mantener la actividad cafetera anclada a tiempos pretéritos. Es fundamental que los mismos cafeteros, el Gobierno Nacional y las empresas del sector entiendan el nuevo marco nacional e internacional. El cultivo del café siempre ha buscado mano de obra barata y por eso desde hace más de un lustro se ha desplazado a regiones otrora no cafeteras como Huila, Cauca y Nariño, lugares en donde el grano ha encontrado mística agraria, cultura cafetera, laboriosidad campesina y sobre todo, malicia indígena. No en vano se han convertido en los departamentos que más producen y en donde se encuentran las fincas que están produciendo el grano de alta calidad. Simplemente, el mapa cafetero cambió.
Pero hay una elite histórica cafetera anquilosada que quiere acorralar al Presupuesto Nacional con subsidios. Los mismos cafeteros saben que las ayudas fiscales de todos los colombianos a los cafeteros terminan en un alto porcentaje en finqueros de más de 50 hectáreas para quienes el cultivo ya no es negocio, pero si para los pequeños de dos, tres o cinco hectáreas. Los colombianos les debemos mucho a los cafeteros que hicieron presencia del Estado cuando los gobiernos no llegaban al campo colombiano, pero las cosas han cambiado y bien se ha planteado que el sector del siglo XXI es muy distinto al actual y la competitividad debe ser una cualidad más que una retórica.
El análisis de Anif concluye diciendo: “para 2014, se presagia que esta crisis cafetera entrará en su sexto año y su solución luce más complicada que nunca”. Ojalá la solución no solo venga de los cafeteros pidiendo más subsidios, sino que se dibuje una hoja de ruta en la que todos se beneficien.