Los días sin IVA en medio del bajo recaudo
jueves, 20 de junio de 2024
A un paso de convertirse en ley están los días sin IVA, en los que los comerciantes venden más de $10 billones, al tiempo que el Gobierno les cede unos $1,5 billones en necesarios impuestos
Editorial
Con el cuento, sin mucho sustento económico o modelo matemático probo, de que unos días sin que los comerciantes cobren el impuesto del IVA, podría darle un impulso a la dinámica económica, lastrada por el bajo desempeño, están a punto de hacerse ley, institucionalizados como los lunes festivos cuando los feriados caen entre semana; otra colombianada incoherente en un momento en el que las cuentas nacionales viven su propio drama por el bajo recaudo; situación fiscal que tiene en aprietos al Gobierno Nacional de turno con perjuicios para todos.
Nuevamente, el país cae en el absurdo de tramitar leyes para tratar de corregir el rumbo económico coyuntural, como si el crecimiento económico se corrigiera con leyes, normas y decretos. Más que una iniciativa populista, es un asunto bipolar en lo tributario, no se puede regalar lo que no se tiene; pudo haber funcionado para recuperar la economía durante la pandemia o poscovid, en los días posteriores, pero ahora no es el momento adecuado, dado que se han presentado algunos meses en que la Dian no ha conseguido las metas de recaudo tributario por baja dinámica empresarial o en el mismo comercio.
Hacer oposición por oposición, así sea de espaldas al país económico de largo plazo, es letal para el crecimiento sostenido y un mal mensaje para las firmas calificadoras de riesgo y la banca multilateral; los padres de la iniciativa cometen el mismo error de la administración central de subsidiar actividades que deben ser competitivas, como lo es el sector comercial. Además, fueron muchos los empresarios del comercio al por mayor o al detal que fueron investigados por subir los precios antes de las jornadas sin IVA, con el objetivo de ganar más de lo acordado.
Incluso, son miles las investigaciones contra comerciantes que no facturan el IVA, venden sin factura o solo reciben efectivo. En pocas palabras, viven 365 días sin IVA, de cara a sus clientes y consumidores. Es una suerte de mini reforma tributaria similar a las que buscan beneficios particulares con las exenciones contributivas.
Es lo mismo que ocurre con el argumento populista de evitar el IVA a algunos productos de la canasta familiar, con el argumento de que gravarla es dañino para los estratos de ingresos bajos de la economía colombiana, beneficiando directamente a los altos ingresos que tienen cómo pagar el verdadero costo de la leche, la carne o los huevos.
Los congresistas debieron haber estudiado otras alternativas para dinamizar la economía, más allá de imponer días sin IVA que sí pueden beneficiar las ventas, pero al mismo tiempo se llevan más de un billón en impuestos necesarios para otras inversiones sociales.
Las cuentas que tienen los técnicos tributarios es que durante las jornadas se venden más de $10 billones y que eso mueve la economía temporalmente, se benefician evidentemente los comerciantes con más ventas y los clientes disfrutan unos productos en apariencia más baratos; que ojalá no sean solo saldos o remates de mercancías.
Incluso se podría mirar el contrabando. Puede suceder que detrás de la iniciativa esté la red de empresarios importadores de factorías baratas de países del sudoeste asiático que quieren hacer su agosto con la máscara de reactivar la economía. En el mercado no todo es lo que se parece y en impuestos siempre hay ganadores y perdedores. La medida para crecer puede ser otra.