Los oídos sordos del Ministerio de Transporte
miércoles, 26 de enero de 2022
La accidentalidad que involucra ciclistas va en aumento al ritmo del crecimiento de la movilidad en bicicleta, pero la autoridad del transporte no moderniza las normas
Editorial
¿Cuántos muertos y heridos deben sumarse para que el Ministerio de Transporte lleve al Congreso una iniciativa de modernización o actualización del Código Nacional de Tránsito que refleje la realidad en todas las calles y carreteras? En Colombia hay un parque de unos 80 millones de bicicletas que realizan más de 120 millones de trayectos, una realidad que hasta hace un lustro no existía, casi todas las ciudades y cientos de poblaciones están construyendo muchos kilómetros de ciclo rutas para facilitarle la movilidad a las personas que se han inclinado por estos vehículos sostenibles, pero el Código de Tránsito sigue obsoleto reglamentando un país que estimula los carros particulares y de servicio público como únicos medios de movilidad. Los mismos congresistas, quienes deberían llevar este debate posmoderno a la Cámara o el Senado, no se han enterado de la problemática realidad nacional en que se ha convertido moverse en bicicleta o se ha volcado a la práctica deportiva más exitosa en la historia del país. Quienes practican el ciclismo o lo usan como medio de transporte para ir a su trabajo, requieren unas autoridades de tránsito y unos legisladores preocupados por lo que está sucediendo en las calles y carreteras con la seguridad, máxime cuando el aumento de accidentes leves y fatales han aumentado. La Policía de Tránsito, máxima autoridad en las carreteras, más los guardas de tránsito donde existe esta figura, deben actuar frente a la problemática en aumento, pero el código que aplican está pasado de moda no interpreta la realidad nacional, no pueden hacer partes de infracciones a los ciclistas temerarios e imprudentes que invaden carriles, ni mucho menos pueden castigar de la misma manera a los conductores temerarios de carros y motos que están sembrado de cadáveres las vías. Lo primero que debe hacer el Ministerio de Transporte, máxima autoridad de movilidad, es actualizar el Código Nacional de Tránsito en el articulado o dimensión respecto a la movilidad en bicicleta. Pocos saben que éste código rige en todo el territorio, regula la circulación de los peatones, usuarios, pasajeros, conductores, motociclistas, ciclistas, agentes de tránsito, y vehículos por las vías públicas o privadas que están abiertas al público, además que es la carta de civilidad sobre la cual deben ponerse de acuerdo las personas para desplazarse, pero simplemente es un gran desconocido que pocos los practican y solo se cumple para imponer las millonarias multas o fotomultas de tránsito a los usuarios de carros y motos. Aún se ve en las calles de todo el país a ciclistas sin casco, invadiendo aceras, carriles prohibidos, con pasajeros, sin tarjeta de propiedad de su cicla, incluso transitando por vías privilegiadas para los sistemas de transporte masivos.
La anarquía en la movilidad debe cambiar, empezando por los peatones y ciclistas, pero para ello la cartera de Transporte debe liderar estos cambios, debe estudiar medidas adoptadas en otros países como poner velocidad máxima también a las bicicletas y subir las penas para los conductores que atropellen ciclistas, diseñar mejor la berma, esa parte de la estructura de la vía, destinada al soporte lateral de la calzada para el tránsito de peatones, semovientes y ocasionalmente al estacionamiento de vehículos y tránsito de vehículos de emergencia. No como un carril de motos o bicicletas.