Editorial

¡Los productos y servicios deben empezar a bajar!

La inflación lleva dos meses bajando, pero muchos negocios se niegan a trasladar la nueva situación de precios a los consumidores; es momento para las autoridades de vigilancia

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Diario La República · ¡Los productos y servicios deben empezar a bajar!

La subida de precios ha parado, esa nueva realidad se desprende los datos del Dane sobre la variación del costo de vida revelados esta semana. Una situación que empezó el pasado abril y se ha extendido hasta mayo y seguramente completará todo el segundo trimestre, con este junio que ha empezado con una fuerte revaluación del peso frente al dólar; las condiciones están dadas para que la presión de los bienes importados en la canasta familiar y en los costos de producción se note en el bolsillo de las familias.

Con un dólar promediando los $4.180, casi $700 menos que al final del año pasado y al comienzo de éste, se debe notar en la baja de la inflación.

El componente de bienes importados, en los casi 300 productos del mercado básico para una familia, es de aproximadamente 30%, y era uno de los factores que más pesaban en el alto costo de vida derivado de la pandemia, la guerra en Ucrania, la crisis de los puertos y la devaluación del peso; ahora solo algunos de esos factores están presentes en la realidad externa y local, así que todo está en manos de las autoridades de vigilancia y control para que la especulación de precios no haga su agosto en la economía colombiana; es la Superintendencia de Industria y Comercio la que debe entrar a jugar un papel determinante en cuidar que no haya sectores del comercio y la producción acuerdos de precios o repartición de mercados; mucho menos que mantengan los precios altos sin razón justificada; hay un gran componente de especulación en el comercio informal y mucho más las tiendas de barrio que viven del consumo popular, que si bien prestan un gran servicio a las familias de bajo poder adquisitivo, se ensañan con los ingresos de sus clientes, pues el “fiado” es su ancla para las ventas y no existe control oficial sobre los niveles de especulación que reinan en ese segmento.

La macroeconomía dicta que la inflación ha empezado a caer y se debe empezar a trabajar para que llegue a la microeconomía, seguramente al final del año alcance 8% o 9%, solo de un dígito, de tal manera que deje la variación de precios en la ruta o camino de volver al rango fijado por el Banco de la República de 2% como piso y 4% como techo, eso sí, para 2024 o 2025, antes de que este gobierno termine su periodo, y eso debe ser una meta que beneficia a los 14 millones de familias.

En términos económicos, los especuladores aprovechan las fluctuaciones de los precios anticipadamente, lo ocultan a sus clientes y sacan ganancias de la desinformación o ignorancia de los consumidores, pero con complicidad de las autoridades que deben equilibrar los mercados con las herramientas de vigilancia que les otorga la ley, tal como un Estatuto del Consumidor, que funciona en Colombia, pero que las personas desconocen.

No debe ser culturalmente correcto que los muchos comerciantes compren barato y vendan caro o que mantengan artificialmente alto el precio para obtener mayores ganancias. Al final todos son consumidores, personas naturales y jurídicas, y el Gobierno Nacional debe actuar como torre de control de un comercio justo que aprovecha coyunturas como la baja de precios para mantener la ilusión de que todo está muy caro. Hay cosas que se mantienen por lo alto, como las vinculadas a los combustibles, pero el grueso de los productos y servicios bajaron de precio los dos últimos meses y esa debe ser la tendencia razonable.

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