Editorial

Los verdaderos contagios de la tragedia griega

Peligrosamente, la economía española sigue los pasos de la llamada tragedia griega: tira y afloje con Bruselas, más huelgas.

Este no será un buen año para la Unión Europea, a la luz de los indicios que nos muestra el primer trimestre, que poco a poco llega a su final. Si bien las bolsas de valores de todo el mundo han reaccionado de manera positiva frente al nuevo rescate de la economía de Grecia, hay serios sucesos que empiezan a aparecer en España y que generan gran incertidumbre frente al futuro, a mediano plazo.

El año pasado terminó para los comunitarios con un preocupante panorama: uno de sus países, Grecia, estaba en sala de cirugías. Otras dos economías en sala de recuperación: Irlanda y Portugal. Y con Italia y España entrando a la sala de emergencias. A la vuelta de tres meses, la situación no ha cambiado notablemente y el panorama económico del Viejo Continente sigue siendo más de clínica que de una pujante empresa multinacional.

Hay síntomas que mejoran en la perspectiva futura, y es que Grecia se salvó del peligro inminente que le acarrearía una descontrolada cesación de pagos, al lograr aceptación de los acreedores privados a su plan de canje de bonos que reducirá buena parte de su enorme deuda pública y allanará el camino para un nuevo rescate financiero internacional. Pero a Grecia le falta la etapa de franca recuperación, que debe durar muchos meses sino años, pues las reformas previstas por el Consejo Económico y el Fondo Monetario Internacional, junto con los recortes fiscales, provocarán nuevos disturbios, ya que se prevé que el  desempleo superará el 20%. A esto se suma que habrá elecciones en abril o mayo.

Ahora bien, lo que vemos es que la llamada `tragedia griega` está contagiando a España, no desde el frente más evidente que son los mercados financieros, sino desde los sucesos sociales y las actuaciones políticas de sus mandatarios. Las autoridades económicas del gobierno heleno llevan un par de años en franco enfrentamiento a las directrices que le dicta la coordinación comunitaria, una actitud que copió el nuevo gobierno popular español al `rancharse` en su propia cifra de déficit y no en la recomendada por Bruselas.

El otro frente es el social. Ya los sindicatos españoles pactaron para el próximo 29 de marzo una gran huelga nacional, a la que se sumarán los universitarios que habían protestado en semanas pasadas. Eso es más o menos lo mismo que viene ocurriendo en las calles de Atenas, turbas de personas que se oponen a la cátedra de reformas recomendadas por la banca multilateral y la Comisión Europea.

Ambos países, Grecia y España, son los primeros en el ranking de desempleados, un factor que se convierte en un polvorín social que se resistirá a cualquier reforma que venga impuesta desde Bruselas. El gobierno de Rajoy atravesará su prueba de fuego.