Luces y sombras en la compra de Monómeros
viernes, 25 de julio de 2025
Monómeros es una empresa venezolana de Pequiven que controla 12,5% del negocio de los fertilizantes en Colombia, por toneladas, y que alguna vez fue de los gobiernos binacionales
Editorial
En silencio los colombianos asisten a la formulación de uno de los casos empresariales más interesantes de la historia reciente: ¿Comprar Monómeros? ¿Sí o no? Allí está un dilema que tiene todos los elementos de una buena trama, un nudo y el desenlace que parece inminente. Empecemos por el origen.
La empresa venezolana, Monómeros, fue fundada en 1967 para materializar la integración de entidades colombianas, el Instituto de Fomento Industrial y Ecopetrol; y la venezolana, Instituto Venezolano de Petroquímica, en adelante, Pequiven. Sin duda, fue una de las ideas más ingeniosas hace medio siglo cuando el vecino país nadaba en petróleo y a Colombia le urgía la necesidad de conseguir fertilizantes baratos ante el auge del cultivo cafetero. Con los años, la multinacional de fertilizantes, Cargill, fue aceptada como accionista, pues nadie sabía más del negocio que ellos.
Hace 20 años, durante el primer gobierno de Álvaro Uribe Vélez, Colombia vendió su participación a Pequiven, en un sonado caso de “voy o van”, es decir, que hubo la primera intención de que la compañía que funciona en Barranquilla fuera estatal colombiana; al final, Pequiven se quedó con todas las acciones e integró otras empresas, Nutrimon y Ecofértil, dominando el mercado de fertilizantes en los dos países.
Poco antes de la pandemia, en 2017, la multinacional fue sancionada por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, lo que empañó la operación comercial y su futuro. Con la ruptura de las relaciones de Venezuela con Colombia y la pugnacidad entre los dos países, el control de la compañía en Colombia se le dio a la oposición venezolana, liderada por Juan Guaidó, periodo muy oscuro que solo se aclaró cuando los dos gobiernos, el de Petro y el de Maduro, rehicieron sus relaciones y le dieron el giro del interés colombiano por comprar Monómeros, idea que trasnocha a varias multinacionales dedicadas al negocio de los abonos químicos, pues sigue siendo muy interesante controlar la producción de fertilizantes y otros productos para el sector agroindustrial.
Ahora Petro ha reforzado el interés de que Ecopetrol compre la empresa, muy a pesar de que la petrolera tiene una seria restricción jurídica para hacerlo, pero el ministro de Minas y Energía, Edwin Palma, ha adelantado gestiones confidenciales para destrabar la operación y sumarle Monómeros a la estatal petrolera. Para las actuales autoridades energéticas, la producción de urea está asociada a la demanda de gas natural y argumentan que muchas petroleras tienen dentro de sus procesos de petroquímica una producción de insumos para hacer fertilizantes.
La consecuencia de esta operación es que Monómeros en manos de Ecopetrol se convertiría en el líder de los fertilizantes de Colombia, hoy tiene 12,5% del mercado (de un total de 2 millones de toneladas métricas anuales), pero es indiscutible que los altos precios -dolor de cabeza de los agricultores- sufriría una auténtica disrupción.
El negocio no es fácil: Monómeros asume algunas de las sanciones impuestas por EE.UU. al gobierno de Venezuela y a sus compañías estatales y Ecopetrol tiene acciones en el mercado secundario estadounidense, de tal manera que aventurarse a hacer ese negocio podría perjudicar a la joya de la corona empresarial colombiana. A estas alturas de la tensión diplomática entre los tres países, es mejor dejar pasar el tiempo y no tentar la suerte de los aranceles que con la compra de Monómeros puede ser devastadora para Colombia.