Mal momento para cazar pelea con EE.UU.
viernes, 4 de julio de 2025
El Presidente escogió, otra vez, un mal momento para pelear con el principal socio comercial del país; no solo está sin canciller, sino a una semana de que Trump decida sobre los aranceles
Editorial
El día de ayer empezó con otra renuncia más de un ministro del Gobierno Petro. En esta ocasión fue la canciller Laura Sarabia, alegando diferencias políticas tras las decisiones que se han tomado recientemente con la emisión de pasaportes. Sarabia estuvo al frente de la cartera diplomática por cinco meses, pues asumió a inicios de febrero, un tiempo modesto si se tiene en cuenta que en promedio un ministro de Relaciones Exteriores dura en el cargo 26,8 meses desde 2000.
Con esto, el Gobierno Petro se apresta a nombrar a su cuarto canciller en casi tres años de mandato, una elección que el Presidente debe tomar rápida y sabiamente para hacer frente a la nueva crisis diplomática.
Ayer en la tarde, el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, expresó a través de sus redes sociales que Estados Unidos retiraba al embajador interino, John McNamara, para consultas “urgentes”, debido a lo que calificó como declaraciones “infundadas y censurables” por parte de altos funcionarios del gobierno colombiano. A pesar de ello, aseguró que EE.UU. sigue comprometido con la relación bilateral, particularmente en temas como seguridad y estabilidad regional.
El presidente Gustavo Petro salió al paso llamando a consultas al embajador colombiano en Washington, Daniel García-Peña, señalando que el funcionario debía regresar al país para informar sobre el desarrollo de la agenda bilateral que su gobierno ha promovido. Entre los temas clave, mencionó la descarbonización de la economía y la transición energética, la interconexión eléctrica entre América del Sur, Panamá y América del Norte, así como el impulso a las energías renovables.
El problema es el timing que escogió el Presidente para tomar esa determinación: tan solo cinco días antes de que Donald Trump decida sobre la imposición de aranceles.
La anterior crisis diplomática con Estados Unidos, fue causada por la decisión del presidente Petro de devolver un avión con deportados colombianos. El episodio, uno de los más graves en la histórica relación bilateral, escaló con la respuesta de Trump con aranceles de 25% a las importaciones colombianas, lo que dejó al descubierto la vulnerabilidad de Colombia frente a su principal socio comercial.
El problema de la situación actual se recrudece si se tiene en cuenta no solo que el Ministerio de Relaciones Exteriores está acéfalo, sino que quienes resolvieron la crisis pasada, léase Luis Gilberto Murillo, entonces canciller; Daniel García-Peña, embajador de Colombia ante Estados Unidos; y Laura Sarabia, directora del Dapre, no están en sus cargos para enfrentar el más reciente episodio. La diplomacia no admite improvisaciones, mucho menos en momentos de alta tensión frente a la política arancelaria.
La renuncia de Laura Sarabia deja al descubierto no solo una crisis interna de gobernabilidad, sino también una falta de continuidad estratégica en la política exterior. Colombia no puede permitirse ir a la deriva en su diplomacia, menos aún cuando las decisiones de política interna están siendo interpretadas en el extranjero como señales de inestabilidad institucional.
Si la respuesta momentánea de Trump en enero causó tantos estragos en el mercado local, imaginemos los efectos que podrían tener decisiones permanentes tomadas por no medir el timing para responderle al principal socio comercial.