Editorial

Más allá del papel higiénico en Venezuela

El mercado vecino camina a pasos agigantados hacia la hiperinflación situación que puede afectarnos

El mercado vecino camina a pasos agigantados hacia la hiperinflación situación que puede afectarnos
El Banco Central de Venezuela dio a conocer ayer la tasa de inflación de mayo que se situó en 6,1%, una preocupante realidad que significa la más alta variación desde 2008 cuando se creó el índice nacional de precios al consumidor. En abril ese indicador mensual era de 4,3%. La tasa anualizada se subió hasta 35,2% y la acumulada en 19,4%, alejándose de la meta oficial de 14% a 16% para este año. La situación en el país vecino se torna cada vez más difícil en materia de precios y de abastecimiento, dos situaciones que están estrechamente ligadas.
Los alimentos y las bebidas no alcohólicas aumentaron su costo hasta 10% en mayo, lo que refleja un alza en sus precios de 28,7% en cinco meses y de 48,1% en el último año. Según el Emisor el índice de escasez mejoró levemente en mayo al finalizar en 20,5% cuando en abril fue de 21%. Una situación a todas luces preocupante la el mercado binacional, que si bien ha sido estropeado en los últimos años va viento en popa y ya se acerca a los tres millones de dólares, una cifra bastante representativa para nuestros exportadores.
Atrás quedaron la épocas colombianas en que la inflación era el dolor de cabeza de las autoridades económicas. Eso se logró difuminar con la independencia del Banco de la República y bajo el modelo de ajustar los precios con base en la inflación esperada y no en la causada. Todo un gran logro de los codirectores del Emisor y de un Ejecutivo comprometido con el mandato constitucional de mantener el poder adquisitivo del peso colombiano. La inflación es el peor impuesto a los bienes y servicios que puede tener una economía doméstica y se siente más en los sectores de menores ingresos.
Más allá de que se consiga o no, papel higiénico en Venezuela, surgen grande preocupaciones en la economía de la frontera donde deberán extremarse los controles. Es escasa una región en el mundo en donde una frontera política se diferencia de la otra por la volatilidad de los precios de la canasta familiar. Mientras del lado colombiano un panel de huevos puede valer $6.000, en el venezolano ese producto supera los $30.000. Una ecuación compleja de manejar por la autoridades, pero que ya se ha vuelto tradicional con el galón de gasolina. Recordemos que un galón de combustible vale en territorio venezolano lo que en Colombia cuesta una botella de agua.
La Cámara de Comercio de Cúcuta, la administración regional y el Dane deben estar atentos a la volatilidad de los precios en Venezuela que camina a pasos redoblados hacia una hiperinflación en donde hay que cambiar los precios diariamente y que puede generar realidades anormales en la economía de la frontera más grande de Colombia.