Editorial

Más allá del valor que genera el sector financiero

Una banca sólida y rentable es clave para que el crecimiento económico continúe; a pesar de la adversidad política, el sector aporta al PIB casi 5% y genera millones de empleos

Editorial

El presidente, Gustavo Petro, en su esperado discurso ante los empresarios reunidos en la Andi dijo -palabras más, palabras menos- que el sector financiero no era generador de riqueza, sino intermediario de un servicio, muy alineado con el pensamiento de Mariana Mazzucato, su economista de cabecera, quien se hizo célebre por un ensayo publicado en Project Syndicate en septiembre de 2018 en el que reflexionó sobre ‘¿Quién crea realmente valor en una economía?’: “El supuesto habitual es que el Estado facilita la creación de riqueza (y redistribuye la que ha sido creada), pero que en realidad no crea riqueza él mismo.

En cambio, a los líderes empresariales se los considera actores económicos productivos (una idea que algunos usan para justificar el aumento de la desigualdad). Como las actividades (a menudo arriesgadas) de las empresas crean riqueza (y por tanto empleo), sus directivos merecen ingresos más altos.

Estos supuestos también dan lugar a un uso erróneo de las patentes, que en las últimas décadas han impedido la innovación en vez de incentivarla, conforme tribunales favorables a protegerlas han ido ampliando excesivamente su alcance, lo cual implica privatizar las herramientas de la investigación, en vez de solo los resultados finales”. Ahora, con su best seller, ‘El Valor de las Cosas’ (Tauros, 2019), refuerza su planteamiento: “El único modo de poner fin a esta crisis es reconocer que el papel del Estado no es solamente subsanar fallos del mercado cuando se producen, sino también participar activamente en la definición y la creación de los mercados”.

Toda esta densa polémica académica, muy teórica, viene como anillo al dedo porque el nuevo Presidente de Colombia está decidido a ser disruptivo en las maneras de ver el juego económico en un país en donde la desigualdad social fue el caballo de batalla que lo llevó a conquistar la Casa de Nariño y que las expectativas sobre cómo solucionará los problemas están a la orden del día, uno por parte de sus electores, que tienen esperanzas de un cambio, y dos, por el lado de los actores tradicionales, que solo esperan un actuar del Ejecutivo que respete la seguridad jurídica, tributaria y garantice el orden público.

Dice Mazzucato que “el valor es una creación colectiva en la que participan empresas, trabajadores, instituciones públicas estratégicas y organizaciones de la sociedad civil. De la interacción entre estos diversos actores depende no solamente el ritmo del crecimiento económico, sino también que este sea innovador, inclusivo y sostenible”.

El último dato de crecimiento económico fue de 10,6% durante el primer semestre del año en curso, en el que las actividades financieras y de seguros aportaron cerca de 4,8% del PIB, una cifra que bien podría calificarse despectivamente como un servicio que no genera riqueza por su simple intermediación, pero sí representa empleo para más de medio millón de familias que están vinculadas directamente con el sector, eso sin contar con el beneficio colateral de la llamara intermediación a las demás actividades de la economía. No solo por la bancarización, que avanza formalizando el país, el sector financiero y de seguros es fundamental en la generación de valor real en la economía digital, en el comercio electrónico, en los giros y las remesas y, por supuesto, en los préstamos para consumir, producir o invertir. Y lo más fundamental: sin una banca sólida y rentable, no hay manera de que la economía crezca.

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