Editorial

Mocoa pone a prueba la solidaridad empresarial

<p>En catástrofes como la ocurrida en Mocoa es que los empresarios ponen en práctica las teorías sobre responsabilidad que plantea la academia</p><p>&nbsp;</p>

Colombia se encuentra ubicado en una región que de cuando en cuando la estremecen las catástrofes naturales y que si bien es un país que ha avanzado en prevención, atención y planeación, cuando sobrevienen este tipo de situaciones, como terremotos, incendios, sequías, avalanchas e inundaciones, aún estamos muy lejos de lograr que menos colombianos mueran víctimas de la naturaleza. Este fin de semana las lluvias e inundaciones se ensañaron con Mocoa, la capital del departamento de Putumayo, en la cabecera de la gran Amazonía suramericana, una región que siempre ha sido noticia por su riqueza natural, su petróleo y el tristemente célebre flagelo de los cultivos ilícitos. En ese lugar se adelanta uno de los planes más ambiciosos de infraestructura de la Colombia del siglo XXI, que consiste en avanzar en un segundo punto fronterizo con Ecuador en San Miguel, desde donde ese conectará una transversal que une la frontera sur con el interior del país, pasando por los departamentos de Putumayo, Huila, Cundinamarca o desviándose hacia la frontera oriental con Venezuela. Es más que una ruta estratégica que desembotellará al país y le permitirá a sus pobladores hacer economías más prósperas. Es lo que los abuelos llamaban la troncal de la Selva y que se ha convertido en uno de esos sueños crónicos de los gobiernos de turno,  pero que avanzan lentamente. Es clave entender esa región y apurar su desarrollo y conexión con el resto de Colombia para que el Putumayo no siga en el olvido y solo miremos al sur cuando ocurren estas lamentables situaciones, como la del pasado fin de semana en que murieron más de 250 personas a causa de una avalancha por la creciente de varios ríos. El Gobierno Nacional se ha enfocado en solucionar las consecuencias de tragedia, pero es clave en esta situación el papel de los empresarios en términos de responsabilidad social empresarial. Es quizá uno de esos momentos en que la ayuda de los expertos, la solidaridad con el conocimiento pone a prueba el verdadero espíritu de un país. Pasó en Chile con el reciente terremoto y en Japón con el tsunami, ambos crecieron y prosperaron después del caos, pero solo con la presencia de las empresas que se volcaron con su experiencia y conocimiento para verdaderamente desarrollar las regiones golpeadas por esas catástrofes. Mocoa está poniendo a prueba a los empresarios y a la madurez del país para enfrentar estas situaciones. Ya no se puede lamentar, el futuro es ya y son los empresarios de la mano de los gobiernos locales y regionales bien organizados los que tienen la última palabra. Es casi imposible que en medio de la cordillera de los Andes en pleno trópico evitemos las tragedias ocasionadas por la naturaleza, pero sí podemos armarnos de responsabilidad empresarial para demostrar que hemos avanzado en reconstrucciones y progreso.