Editorial

Mujeres jóvenes, las víctimas del desempleo

Es alarmante que El desempleo juvenil esté en 23,9%, es decir, más de 1,6 millones a marzo, pero más preocupante y silencioso es que la tasa en las mujeres casi que duplica a la de los hombres

LR

Diario La República · Mujeres jóvenes, las víctimas del desempleo

El Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane dio a conocer las cifras de desempleo juvenil del primer trimestre del año con las que se retrata uno de los dramas y causas de las largas jornadas de protestas que golpean a la economía. Dice la entidad oficial que hay 1,6 millones de jóvenes desocupados, una tasa de 23,9%, la más alta de la región y entre las tres más escandalosas de los países de la Ocde. Un panorama que no mejora y que se complica con el paso de los meses: desde noviembre del año pasado a marzo de este, hay 92.000 nuevos jóvenes entre 14 y 28 años en esa condición, la cifra pasó de 1.562.000 personas a 1.654.000. La disparada del desempleo tiene que ver con los cierres ocasionados por la pandemia y la lenta recuperación de la economía.

Tras esos fríos datos estadísticos se esconde que la tasa para las mujeres está en 31,3%, lo que significó un aumento de 4,5 puntos porcentuales frente al mismo trimestre del año pasado. En el caso de los hombres el porcentaje es 18,5%, con un aumento de 2,5 puntos. Las cifras demuestran la brecha de género 12,8 puntos entre hombres y mujeres jóvenes. En pocas palabras, hay 917.633 mujeres entre los 14 y los 28 años sin trabajo, eso sin contar a quienes se “inactivaron” (desempleadas inactivas), categoría que cuenta a quienes cumpliendo las condiciones para trabajar no se incorporan al mercado laboral por su voluntad, es decir, no son ocupados, ni desempleados. Es cultural en Colombia que una amplia población de mujeres de todos los estratos, simplemente decidan por voluntad o por fuerza de sus padres, hijos o parejas quedarse en la casa, situación que se disparó en casi año y medio de la pandemia. Las “inactivas” ascienden a 3.283.844 de mujeres, un dato que pasa desapercibido en el momento de brindarle soluciones de estudio, capacitación o nuevas formas de empleo a los colombianos más jóvenes.

Hay un reclamo generalizado en todos los países por darle mayor oportunidad laboral a las mujeres y posibilidades de ocupar altos cargos directivos, pero ese clamor solo brilla en la brecha de género en los niveles altos, la batalla social para que las más jóvenes tengan oportunidades laborales no es tan popular. No es aceptable que más de 3,2 millones de mujeres jóvenes entre 14 y 28 años decidan quedarse en casa sin trabajar e igualmente duro es ver que casi un millón de ellas no encuentran trabajo. Las cifras del primer trimestre deberían tener eco en las política públicas por obligación y obviamente en el sector productivo que debe poner el tema entre sus prioridades de conexión con sus comunidades de trabajo. Es de perogrullo volver a resaltar que el gran problema a enfrentar es el desempleo general del país de 15%, pero más debe preocupar que la cifra entre los jóvenes sea 23,9%, y que entre las mujeres de esa población alcance la alarmante cifra de 31,3%; en la cabeceras municipales las cosas preocupan y si se mira la ruralidad, no hay mucha esperanza de ver soluciones que deben escalar desde las mismas familias hasta los grupos de decisión.

El desempleo joven no se soluciona con un ministerio o un instituto que aumente la burocracia, el problema se debe abordar desde los hogares, pasando por la educación y comprometiendo al sector productivo con programas perfilados para ese segmento.

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