Nadie vio venir una situación que era previsible
viernes, 4 de diciembre de 2020
Con la luz al final del túnel por la aprobación de la vacuna en Gran Bretaña, la pandemia estaba anunciada, nunca fue calificada como un cisne negro y era previsible ¿qué aprender?
Editorial
Por estos días, desde hace más de una década, Saxo Bank da a conocer un listado de eventuales cisnes negros que pueden ocurrir para el nuevo año. La banca de inversión danesa entregó este listado para 2020: el Brexit será un éxito; Hungría dejará la Unión Europea; el BCE cambiará de guardia; la inflación en EE.UU. se disparará; Trump creará una tasa a todos los productos consumidos que son fabricados fuera del país. Los demócratas ganarán y pondrán a su candidato en la Casa Blanca. Y ojo: las cotizaciones de las empresas farmacéuticas descenderán 50%; China y otros países asiáticos crearán su propia divisa; los fabricantes de semiconductores bajarán 50% en bolsa; las petroleras rebotarán gracias a un aumento de la demanda en Asia y un recorte de la producción; Y, finalmente, el último cisne negro vaticinado tenía que ver con la crisis de la eléctrica Eskom en Sudáfrica que llevaría al país al borde de la suspensión de pagos.
Por ningún lado aparecía el covid-19 y menos la pandemia. Lo curioso es que en términos exactos de definición de cisne negro, según su creador Nassim Nicholas Taleb en 2007, el coronavirus no pertenece a esa categoría porque era un suceso previsible y se podría controlar. Igual que para Bill Gates y Laurie Garret, quienes afirmaron que esta tragedia era completamente predecible. La teoría del cisne negro descansa sobre sucesos inesperados que encierran sorpresas disruptivas que multiplican su impacto. Para Taleb, los cisnes negros son más explicables, comprensibles y entendibles a posteriori, luego de que suceden. Las personas corrientes y analistas económicos viven ajenos a las señales que se producen y no perciben los indicios de una eventual ocurrencia; identificar este tipo de riesgos que no figuran en el radar de nadie es muy complejo y cuando suceden sorprenden y cambian todo; están ligados al azar o a la acumulación de microsucesos que no se perciben como un todo pero generan cambios.
Ahora que se ve una luz al final del túnel con la aprobación de la vacuna en Gran Bretaña, lo que generará un efecto dominó en Europa, las cosas se están volviendo a poner en su sitio y todos los países deben estar concentrados en tres fases: una, de aprobación local de la vacuna; dos, de logística de vacunación; y tres, de producción masa, pues la vacuna se vence y quizá sea un operativo que se debe repetir en un par de años. La crisis económica generada por la pandemia llegará a su final en lo corrido de 2021 a la luz de los pronósticos de crecimiento económico de todos los países del mundo hechos por la banca multilateral; solo Colombia se dice crecerá en su PIB más de 4,25% según la Ocde y 5% según las autoridades económica locales. Así las cosas, se ve venir un periodo de vacas gordas, un tiempo en que se debe tener especial cuidado con el plan de vacunación y por qué no más atentos a esos cisnes negros que sorprenden de vez en cuando. Taleb escribió en New Yorker que “el principal peligro siempre ha sido la hiper conectividad (...) Las redes que proliferan ya sean físicas o virtuales, inevitablemente incorporan más riesgos para la sociedad, como el pirateo en las redes de información o la mala gestión por parte de las entidades financieras, instituciones o gobiernos estatales”. Habrá que intentar identificar cuáles son los cisnes negros que se están formando silenciosamente.
Lea el artículo citado publicado en The NewYorker aquí.