Editorial

No cometer los mismos errores del pasado

La Alcaldía de Bogotá quiere deshacer los pasos dados en materia de servicios públicos al recuperar el manejo del aseo

La Alcaldía de Bogotá quiere deshacer los pasos dados en materia de servicios públicos al recuperar el manejo del aseo

Hay muchas frases de cajón que bien se ajustan a estos momentos en los que el alcalde mayor de Bogotá, Gustavo Petro, ha decidido que su administración, a través de la Empresa de Acueducto de Bogotá, se encargue del manejo de las basuras. Una decisión a todas luces inoportuna que nos trae a colación que ‘quienes no recuerdan la historia están condenados a repetirla’ o simplemente que ‘la historia se repite’. No es más traer a valor presente las imágenes de Bogotá en las décadas de los setenta y ochenta, cuando las basuras invadían toda la ciudad y la llamada EDIS, empresa oficial para limpiarla, era completamente ineficiente, politizada y capturada por la corrupción.

No se trata de defender a capa y espada a las actuales empresas encargadas de recoger las basuras y limpiar la ciudad, pues su papel no es muy diferente al que cumplía la tristemente célebre EDIS. Bogotá es una ciudad sucia, con malos horarios de recolección, con un mal sistema de reciclaje y una Capital que carece de vehículos que limpien las calles. ¿Alguna vez se ha encontrado con un camión que barre las calles? Seguramente, si los concesionarios no fueran tan ineficientes y Bogotá fuera una ciudad ejemplo en el manejo de las basuras, a Petro no se le hubiera ocurrido esa alcaldada.

Pero esa no es la forma señor Alcalde. El problema se hubiera podido solucionar de otra manera, sin tener que amenazar con expropiarle unos carros viejos a los actuales concesionarios ni darle a la Empresa de Acueducto una millonaria cantidad de dinero para crecer en burocracia y en politiquería. Ya los concejales de Bogotá deben estar haciendo cuentas de qué van a pedirle a la administración en esa eventual nueva empresa para tramitar los acuerdos necesarios en su corporación. Casi todas las administraciones han demostrado ser malas administradoras de los servicios públicos, salvo contadas excepciones en donde la sociedad civil (medios, empresas y universidades) están encima de las decisiones gubernamentales, como es el caso de las Empresas Públicas de Medellín.

Revivir la EDIS, ahora en el seno del Acueducto, es un error pues sabemos de la voracidad de los corruptos y politiqueros en Bogotá, una situación no superada. Aun está fresco en la memoria del país del caso Nule, los retrasos en la 26 y más de una docena de contratos con constructores sin experiencia que nunca ejecutaron y que en cambio están en los tribunales. Puede ser que la decisión de Petro de revivir la EDIS sea un mecanismo de protesta en contra de los actuales operadores de las basuras en Bogotá, pero ese supuesto mecanismo de protesta puede ser peor que el mismo problema.

¡Pobre Bogotá! Debe llegar un momento en que la crisis administrativa toque fondo.