Editorial

No hay que darle la espalda a los cafeteros

Los cafeteros atraviesan por un momento crucial en su historia y hay que respaldar una actividad ícono de la economía.

Un rasgo que caracteriza a Juan Valdez, personaje que representa a los productores cafeteros es la capacidad de asumir retos y enfrentar las adversidades. La aptitud para sortear las dificultades es característica de los colombianos, quienes a pesar de los problemas, no han desistido en su empeño de progresar y salir adelante. Ese optimismo, ese orgullo y ese duro trasegar en el campo han encontrado, en el clima, un obstáculo para la agricultura. Y ese reto lo han asumido productores y gremios de diferentes formas.

En el caso específico del café, la Federación ha asumido el desafío de "reconvertir" la caficultura para que, a la vuelta de unos años, la mayoría de los productores tengan cafetales jóvenes, productivos y mejor preparados para enfrentar la variabilidad climática que trae consigo mayor predominancia de plagas y enfermedades. Así, partiendo de cifras históricas de renovación que bordeaban 65.000 hectáreas por año, en 2011 se intervinieron 117.000 hectáreas, cifra de no poca magnitud teniendo en cuenta el impacto que cafetales jóvenes tienen en los ingresos de los pequeños productores cafeteros.

De este total, 83% fueron hectáreas renovadas mediante la siembra de variedades resistentes a la roya, es decir mejor preparadas para el cambio climático. Para lograr esta meta, los cafeteros del país invirtieron en renovación durante 2011 más de $700.000 millones. Se trata sin duda de un esfuerzo de años, con el concurso de varios actores. Los programas de renovación requieren coordinación con el sector financiero, en particular  con Finagro, el Banco Agrario, con el Fondo de Garantías Agropecuarias y con los Comités de Cafeteros.

La Federación por su parte, además de coordinar este esfuerzo, debe garantizar la provisión de semillas verificadas y animar a los productores a realizar las inversiones. De acuerdo con la Federación, al cierre de abril se ha registrado 23% más aplicaciones para los diferentes programas de renovación.

Teniendo en cuenta que en algunos de los programas las labores se realizan antes del primer desembolso, esta cifra da una idea de lo está pasando en las zonas cafeteras. Esta dinámica implica que el trámite de los créditos debe estar generando presión sobre el sistema financiero, más aún si tenemos en cuenta que en muchos casos se trata de créditos de menor cuantía, cuyo promedio apenas llega a los $4,5 millones.

Así puede entenderse la posición del Gerente de la Federación, quien insiste en que no se puede bajar la guardia en una iniciativa que ha venido dando resultados. Para recuperar la caficultura de los daños que causó el invierno, todos los colombianos debemos ser optimistas y propiciar la inversión, fortaleciendo ese talante cafetero que se le mide a todo, y que sabe que para alcanzar resultados positivos se requiere de no poca paciencia, pero de mucha dedicación.