Editorial

No le hagan perder más tiempo al Ministro

La moción de censura a Carrasquilla ha sido una pérdida de tiempo que muestra la falta de control técnico en un Congreso desgastado y calculador

Editorial

El próximo martes se volverá a votar la moción de censura, esta vez en la Cámara de Representantes, en contra del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, en un segundo intento por desestabilizar el Gobierno Central que aún no alcanza sus primeros 100 días de gestión. El Senado ya sepultó esta iniciativa democrática de una oposición liderada por el senador, Jorge Robledo, quien ha intentado de muchas maneras acusar al jefe de la economía sobre graves responsabilidades en la emisión de los llamados “Bonos Agua” impulsados durante la primera administración Uribe Vélez a comienzos de los 2000. Es válido el debate y la polémica que se ha generado, pues ha traído a valor presente una fallida financiación que tienen los municipios para acceder a recursos rápidos, pero que a su vez también ha develado la irresponsabilidad de los alcaldes en la realización de obras y en su capacidad técnica en los manejos financieros. Es un hecho que la herramienta los dejó endeudados y que no fueron capaces de llevar a cabo las obras para las cuales se endeudaron.

Sobre Carrasquilla y los “Bonos Agua” ha habido suficiente ilustración y el Ministro no solo ha sabido explicar la situación, sino que ha demostrado su trabajo transparente y profesional en esos temas. Ningún congresista ha sido capaz de defender esta herramienta de financiación municipal que funciona en casi todos los países. Quizá lo único valioso de toda esa pérdida de tiempo en el Congreso y del inherente desgaste político tiene que ver con el análisis de la emisión de bonos por parte de los municipios como una salida en sus finanzas para recoger recursos frescos. Nuestros municipios y departamentos no pueden seguir manejados por alcaldes y gobernadores a quienes los enviste el mercado de capitales, y menos aún que obtengan dinero, no hagan las obras o destinen esos recursos escasos para infraestructuras y/o programas distintos a los previstos.

El Congreso no puede seguir desgastándose y desgastando a los ministros en debates sin sentido o con suficiente ilustración sobre los hechos citados. Todos los directores de las carteras gastan más tiempo en citaciones inútiles en las comisiones y las plenarias que en desarrollar y ejecutar políticas públicas. La dimensión de la eficiencia en el tiempo y en el trámite de temas, también debe ser una prioridad en el Congreso, poder que no puede ser un palo en la rueda para la transformación de la economía en función del desarrollo y el bienestar. No puede ser que los primeros 100 días de la administración Duque se le hayan ido al ministro de Hacienda defendiéndose, no solo de un asunto de otra administración, sino explicable con entereza. Quienes deben responder por el fracaso de los “Bonos Agua” de esa época, no es el ministro que asesoró el mecanismo, sino los alcaldes que dilapidaron recursos o no supieron manejar la situación en su momento.

El Gobierno Nacional sabe, y los congresistas lo detectan, que el ministro de Hacienda salió fortalecido de esta encerrona, que era explicable si se atendiera que ni la Contraloría ni la Procuraduría han abierto investigaciones sobre el asunto. Ahora no queda más que reponer la reputación de Carrasquilla y desearle lo mejor para el país en el trámite de la Ley de Financiamiento que necesita el país económico para aflojar la carga tributaria de los empresarios.

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