Editorial

No ocultar la verdad sobre el arroz

<p>El Ministerio de Agricultura está en deuda con los consumidores por el poco manejo dado a la situación del arroz</p>

Lo consumidores están perplejos con lo que está pasando con el precio de algunos de los productos de la canasta familiar como  arroz, papa, café y frutas. En el caso de los dos primeros, arroz y papa, fundamentales en la alimentación, el valor se ha incrementado en forma escandalosa y cada uno de los involucrados en la cadena tiene su explicación, pero la realidad es que los precios se mantienen arriba.

Lo que está pasando con la papa tiene una explicación que tiene validez, hay volatibilidad en los precios ligada a los ciclos de producción, que se explica en forma sencilla: cuando hay una cosecha grande del tubérculo, su precio comienza a descender bruscamente hasta un punto en el que no resulta rentable volver a sembrar. Luego cae la producción y los precios comienzan a repuntar hasta que la oferta aumenta y se repite el ciclo. En este cultivo no hay un modelo que permita ir más allá de una cadena productiva simple que une al productor y al consumidor a través de la comercialización.

En el caso del arroz, la situación es distinta, pues existe un proceso industrial en el medio, manejado por las empresas molineras que se comunican con el consumidor final, luego de adquirir la cosecha a los productores. Las relaciones entre industriales y productores no son buenas y hay acusaciones mutuas y permanentes sobre manipulación de precios y acciones violatorias de la competencia. Varias veces esas denuncias han sido objeto de investigación por parte de las autoridades competentes.

En lo que va de este año, el precio del arroz ha subido alrededor de 35%, lo cual seguramente se notará en las cifras de inflación que presenta el Dane cada mes y será objeto de análisis por parte de los técnicos del Banco de la República, pero el asunto merece consideraciones menos ortodoxas y más prácticas, pues de acuerdo con investigaciones privadas, una alza más allá de 20% en el precio al consumidor puede inducir a que unos 400.000 colombianos caigan en la pobreza y 100.000 pasen a la indigencia. Todo un drama social que hace ponerle rostro humano a las cifras, pues la carestía del producto golpea muy fuerte la dieta nacional.

¿Y qué es lo que está pasando con el arroz? La demanda supera a la oferta, pero eso no es válido para el ciudadano del común quien paga mayores precios y debe conocer la realidad, que es una conjunción de varios puntos. En efecto, hay una escasez del arroz por una caída en la cosecha, en particular de la región del Meta que podría ser llenada por el cupo de importación autorizado para la CAN que entra sin arancel, pero desafortunadamente solo llegará a finales de mayo y en junio porque en Perú y Ecuador no hay disponibilidad. Las importaciones de Tailandia y Mercosur que podrían tapar el hueco, tienen restricciones sanitarias que quedaron registradas en el TLC con Estados Unidos.