Editorial

No solo de tasas vive la economía

<p>Más allá del control cambiario que ejerce el Banco de la República sobre la economía es vital mirar la dinámica interna.</p>

En la sesión de finales de julio, la junta directiva del Banco de la República decidió aumentar la tasa de interés básica a 4,25%, manteniendo su política de los últimos meses. Sin embargo, en esta oportunidad no fue una decisión unánime de los directores del emisor, lo cual demostraría que hacia el futuro resulta improbable que se siga aumentando el importante indicador, con la velocidad que se esperaba.

Fueron varias las consideraciones técnicas, unas más relevantes y convincentes que otras, la primera de las cuales tiene que ver con el objetivo de la política de estabilidad que tiene a su cargo y que ha resultado exitosa, en el sentido de alcanzar un nivel de inflación cercano a 3% anual, dentro de las metas establecidas por el organismo. En este sentido, hay que ser muy cuidadosos hacia el futuro de corto plazo, para no confundir que posibles variaciones en los precios al por menor sean ligadas a problemas de demanda y no de oferta, pues es claro que fenómenos como la sequía que está comenzando a sentirse en buena parte del territorio, tendrá un impacto sobre el presupuesto familiar. En un principio, productos de primera necesidad como la carne podrán bajar de precio dada la imposibilidad de sostener los hatos, pero luego la escasez puede llevar a un incremento. Poco o nada tendrá ello que ver con la política monetaria.

Otro factor en el que sustenta el alza tiene que ver con el argumento técnico de que la tasa de crecimiento de la economía y en particular el buen dato del primer trimestre de 2014 llevaría a creer que se está tocando el “techo” posible y que lo mejor resultaría “detener” ese aumento, lo cual es muy discutible, pues merece un mayor análisis de que el crecimiento de la demanda interna está copando la capacidad instalada plena de la economía. En los sectores como la industria y la misma agricultura esto está lejos de ser realidad, pues para nadie es un secreto que por efecto de una tasa de cambio revaluada, la demanda se está yendo hacia productos y materias primas importadas. En estas condiciones, un aumento de la tasa de interés podría impactar negativamente a la producción en esos sectores y no a la demanda.

Es serio que el emisor haga un monitoreo  permanente del comportamiento de las proyecciones de la actividad económica e inflación y de los mercados de activos y de la situación internacional. Es su obligación y hay que reconocer la coherencia con que se ha hecho y la credibilidad alcanzada por la institución.

Sin embargo, en un momento en que la economía muestra buenas señales, hay que tener una gran audacia para aprovechar ese crecimiento y los instrumentos de política tienen en la tasa de interés y en la política fiscal a sus principales aliados. No lo es tanto la tasa de cambio, en el entendido que el control sobre esta es marginal por parte de las autoridades.